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Lograr lo que uno se propone (ejemplos de la naturaleza)

Entre las mariposas hay cierta especie nocturna en la que las hembras son menos numerosas que los machos… Si capturas una hembra de esta especie -y esto ha sido comprobado por los científicos- los machos acuden por la noche, haciendo un recorrido de varias horas de vuelo. Varias horas, ¡imagínate! Desde muchos kilómetros de distancia los machos notan la presencia de la única hembra de todo el contorno. Se ha intentado explicar el fenómeno, pero es imposible. Debe tratarse de un sentido del olfato o algo parecido, como en los buenos perros de caza, que saben encontrar y seguir un rastro casi imperceptible. Ya ves, la naturaleza está llena de estas cosas, y nadie puede explicarlas. Y yo digo entonces: si entre estas mariposas las hembras fueran tan numerosas como los machos, éstos no tendrían el olfato tan fino. Lo tienen únicamente porque lo han entrenado. Si un animal o un ser humano concentra toda su atención y su voluntad en una cosa determinada, la consigue. Ese es todo el misterio…

Pero si una de esas mariposas, por ejemplo, quisiera concentrar su voluntad sobre una estrella, o algo por el estilo, no podría hacerlo. Así, ni lo intenta siquiera. Elige como objetivo sólo lo que tiene sentido y valor para ella, algo que necesita, algo que le es imprescindible. Por eso logra lo increíble; desarrolla un fantástico sexto sentido, que ningún animal excepto ella posee. Nosotros tenemos un radio de acción más amplio y más intereses que un animal. Pero también estamos limitados a un círculo relativamente estrecho y no podemos salir de él. Yo puedo fantasear sobre esto o aquello, imaginarme algo -por ejemplo, que me es indispensable ir al Polo Norte, o algo por el estilo- pero sólo puedo llevarlo a cabo y desearlo con suficiente fuerza si el deseo está completamente enraizado en mí, si todo mi ser está penetrado de él. En el momento en que esto sucede e intentas algo que se te impone desde dentro, la cosa marcha; entonces puedes enganchar tu voluntad al carro, como si fuera un buen caballo de tiro.
  

Hermann Hesse (Fragmento de Demian)
Hesse nació el 2 de julio de 1877 en Alemania. Ingresó en un seminario, pero abandonó los estudios teológicos y empezó a trabajar primero como mecánico y luego como librero, por lo que puede decirse que fue un autodidacta. 
Durante la I Guerra Mundial, Hesse, que era pacifista, se trasladó a Suiza. La desesperanza y la desilusión que le produjeron la guerra y una serie de desgracias personales, así como su búsqueda de una espiritualidad universal que diera respuestas, para él satisfactorias, de la existencia humana, se convirtieron en el tema principal de su posterior obra novelística.
Sus escritos se fueron enfocando hacia nuevos objetivos espirituales y valores que sustituyeran a los tradicionales, que ya no le eran válidos. En la novela Demian (1919), se percibe la clara influencia de la obra del psiquiatra suizo Carl Jung, al que Hesse descubrió en el curso de su propio, aunque breve, psicoanálisis.
Las novelas de Hesse desde entonces se fueron haciendo cada vez más simbólicas y acercándose más al psicoanálisis.
Hesse, que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1946.

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