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Psicoanalisis - Depresion



La depresión se manifiesta como una tristeza profunda y continuada que va acompañada de otras señales como: confusión mental, alteraciones del sueño y del apetito, pensamientos pesimistas, disminución de la energía, sentimientos de culpabilidad y de inutilidad, dificultad de concentración, etc.

Esta enfermedad tiene tratamiento con psicoterapia y con fármacos.
La psicoterapia analítica o psicoanálisis enseña al paciente a averiguar las causas de su depresión, a saber qué problemas emocionales, carencia y frustraciones provocan este estado que generalmente tiene su origen en la infancia.

En la depresión hay sentimientos de baja autoestima. La persona deprimida depende excesivamente de la aprobación externa, su autoestima puede descender hasta puntos peligrosos cuando no se siente valorado o reconocido por los otros.

En general manifiesta un gran estado de dependencia y sumisión, necesidad constante de suministros del exterior para mantener la autoestima, grandes temores a ser abandonado, con lo cual muy a menudo el deprimido mantiene relaciones poco positivas o destructivas para él con tal de no sentirse solo.

Las personas con depresiones vuelven con frecuencia a situaciones infantiles, es decir hacen regresiones a la infancia, mostrando de esta manera que es de su propia infancia de donde vienen los conflictos, conflictos y frustraciones no superados, no resueltos en su momento, que implicaban grandes heridas.

La depresión del adulto no es más que la repetición de la depresión infantil que no se resolvió en aquel entonces y por la que ha quedado la tendencia a reaccionar de una manera análoga ante un desengaño o frustración presente. Estas depresiones infantiles generalmente no son reconocidas como tales.

El contenido de las heridas infantiles que precipitan una depresión en el adulto es variable. Pueden ser experiencias vividas como abandono y soledad, el nacimiento de un hermano, separación o disputas de los padres, sentimientos de culpa, etc. Todas estas condiciones predisponen a crear ulteriores depresiones ante circunstancias adversas de la vida.

La situación actual que puede llevar a una depresión es por lo general un fracaso amoroso, pérdida del trabajo, situaciones de cambio, pérdida de un ser querido, etc. Sin embargo sabemos que no todas las personas ante una situación así caen en una depresión, sino que le ocurre a quién ante esta situación actual ha revivido algo que ya le había ocurrido en la infancia, que permanece olvidado en el inconsciente porque le resultó intolerable.

El deprimido tiene la sensación de que el mundo está vacío, de que él también está vacío y sin embargo el cuerpo le pesa y por eso a veces come en exceso o compra cosas compulsivamente para llenar este hueco, consiguiendo tan sólo un alivio momentáneo.

La persona deprimida se queja constantemente de su suerte, pudiendo llegar a agobiar y a dominar a todos los que le rodean y para conseguirlo a veces actúa con arrogancia y puede convertirse en un tirano generando incluso una gran dependencia de los hijos para no sentirse solo.

La discordia con el mundo que le rodea es constante. Hay serias dificultades para manejar los desacuerdos y las diferencias y se vuelve hostil y agresivo porque el mundo no es como él quisiera. Hay pues una mezcla de sumisión y rebelión y fuerzas que se disputan constantemente.

El paciente deprimido aprende durante el tratamiento a valorarse a sí mismo, a sostener su deseo, sus aficiones, sus habilidades, no dejando que los demás le destruyan porque ha aprendido a fortalecer su mundo interno y sus valores.
 
Lic. Morinelli Sabrina
Hospital Italiano- Pirovano. Niños- adolescentes y adultos.
morinellisabrina@hotmail.com

Fuente: Punto y aparte

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