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Cerebro y amor

Septiembre 23, 2009 at 1:13 pm  

Lo malo que tienen las mujeres es que se convierten en madres. Oscar Wilde
amor-de-madre-3

Si usted es hombre, tiene pareja o si por casualidad está (aun) casado y tiene hijos supongo que estará de acuerdo con la frase de Oscar Wilde que preside este post. Hay algo en la maternidad -sea lo que sea- que opera como una metamorfosis en el psiquismo femenino, usted se casó un buen dia con su novia y al tener hijos se encontró de bruces con la realidad: la novia habia desaparecido en beneficio de la madre.

Es algo que se sabía empíricamente pero ahora se ha demostrado científicamente. Lo sabemos desde que A. Bartels y S. Zeki en el 2004 publicaran en Neuroimage un trabajo titulado “The neural correlates of maternal and romantic love”.


El propósito de este estudio era averiguar si existía alguna diferencia neurobiológica -detectable a traves de resonancia magnética nuclear funcional- entre el amor maternal y el amor pasional es decir de carácter sexual. Los dos tipos de apego efectivamente activan regiones específicas del sistema de recompensa del cerebro que en cualquier caso coincide con altas concentraciones de oxitocina y vasopresina.  

Los autores proponen en su teoria del amor que Freud tenía razón cuando decia que el amor verdadero es aquel que se enfrenta las interdicciones o prohibiciones sociales, no hay amor sin perturbación social. Bartels y Zeki llegan a traducir en términos neuronales estas interdicciones sociales en forma de desactivación de ciertas areas cerebrales relacionadas con el juicio social y la mentalizacion, es decir el hecho de tomar en cuenta las opiniones de los demás para nuestras elecciones amorosas.

Dicho de otra manera si amamos amamos por encima de todas las cosas, por encima del buen juicio, es interesante esta idea de que el amor desactiva parte de nuestro cerebro: aquel que está comprometido con el sentido común compartido por nuestros semejantes. es algo que comparten tanto el amor materno como el amor pasional.
Pero hay una diferencia neurobiológica entre los dos tipos de amor: en el amor pasional no está activada la sustancia gris periacueductal que sin embargo se encuentra muy activada en el amor materno.

12. opioid receptors

Curiosamente esta sustancia gris está llena de receptores opioides pero la densidad de estos receptores es mayor en los hombres que en los mujeres. En el gráfico puede observarse en azul  la distribución de estos receptores opioides y el lector puede comenzar a especular porque los hijos son tan adictivos para las mamás.

Pero estos hallazgos no son sino datos a la espera de interpretación, esta es la interpretación que da Olivier Postte-Vinay al asunto:
Por un lado estaria el vinculo social que incluiria tanto a la amistad como a los vinculos materno-filiales, más allá de eso el mandato “Amar al prójimo como a ti mismo” procedería de esta potencial capacidad de apego para disociarse de la pulsión sexual. En este sentido el vinculo social puede ser entendido como un proceso de refuerzo del sistema de recompensa, puesto que la oxitocina y la vasopresina pueden acrecentar el valor hedónico de las interacciones sociales, existe pues una analogia con el consumo de drogas y en realidad con las conductas adictivas.

Este refuerzo implica sin embargo una función de reemplazo del goce sexual por la recompensa afiliativa. Freud pensaba que en la exigencia cristiana de amor al prójimo habia implicita una exigencia sobrehumana, dado que es en los demás donde uno encuentra el odio hacia sí mismo, lo que significa que en este ideal del amor al prójimo existiría una anulación de las propias necesidades que son asi reemplazadas por las necesidades del otro o de los demás lo que llevaria al sujeto a una experiencia depresiva pues el acento puesto sobre la recompensa social es imposible de satisfacer.
Lo curioso de la investigacion de Bartels y Zeki es que el estado de la madre amantisima con respecto a su hijo o el del enamorado frente a su amante estaría condicionado por estas desactivaciones cerebrales y amenazado al mismo tiempo por el disbalance depresivo que procede de la ruptura de estos vinculos afiliativos.

No cabe duda de que el amor es el mejor y más barato antidepresivo que existe, como también: que el amor está fundado sobre una satisfacción propia. Y también parece deducirse del articulo anterior que los vinculos afiliativos social-familiares (apego de y por la madre) son de una naturaleza muy potente y ancestral que involucra al sistema de la oxitocina-vasopresina junto con el sistema opioide. El apego sexual sin embargo aunque parece estar -en las hembras- relacionado con este mismo sistema de recompensa no deja de resultar una droga blanda si los comparamos con la potencia del apego materno.

¿Y en los hombres qué sucede?
En el articulo que aqui mismo se reseña y en relación con los celebres estudios sobre ratones de campo versus ratones de la montaña, ya quedó bastante establecido que los ratones adoptan conductas afiliativas similares a las de las hembras -lo que en los machos abarca a la monogamia- en relación con los ratones de montaña que habian evolucionado en ambientes mucho más aislados y solitarios. Las diferencias entre los cerebros de ambos tipos de ratones es que los segundos tendrian una mayor densidad de receptores D1 para la dopamina que al parecer operan como antagonistas de los receptores para la oxitocina lo que en terminos conductuales se traduce en una mayor promiscuidad y una menor afiliación social incluyendo a la monogamia.


Al parecer en los machos existe una distribución mucho más difusa de los neurotransmisores implicados en las conductas de recompensa y es seguro que la dopamina se encuentra sobreimplicada en estos últimos: hay que recordar ahora que la dopamina es el neurotrasmisor de la exploración -incluyendo las drogas- y es bien conocido el hecho de que los machos de todas las especies “merodean” más que las hembras, tambien los humanos.

Del mismo modo está bien establecido que las mujeres tienen mas facilidad para la socialización que requiere de un mejor manejo de emociones y sentimientos. En este articulo se nos recuerda que las mujeres llevan ventaja en eso. Lo que puede traducirse en que los hombre alardean y las mujeres conversan. Ahi hay un placer, una recompensa cerebral bien distinta.

Y en el pecado está la penitencia porque desde mi punto de vista es precisamente esta predilección de la mujer por los aspectos social-familiares-afectivos relacionados con el apego lo que la hace tan vulnerable a los trastornos depresivos en dos momentos cruciales de su vida: cuando pasa de los vinculos familiares a los sexuales ( en la adolescencia) y cuando sus hijos se emancipan.

Los hombres por el contrario poseen una vulnerabilidad propia y es la viudedad. Es sabido que los viudos tienen 20 veces más riesgo de morir de cualquier cosa durante el primer año de viudedad que las viudas.
Debe ser por eso que hay más viudas que viudos.

Y debe ser por eso por lo que el viculo entre madre e hijo suele ser indestructible y al mismo tiempo algo viscoso cuando no devorador o intrusivo y que resulte para los hijos tan dificil desenredarse de él. Tan dificil como para las madres es dejar escapar a su retoños pues al fin y al cabo este vínculo está reforzado por los sistemas de recompensa y sólo puede ser sustituido por el placer sexual.

O sea que Freud tenia razón, el amor sexual es lo mejor y lo más barato para conseguir alejar los pensamientos depresivos y dasactivar “el que dirán” propio de los sujetos excesivamente socializados y apegados pero antes se hace necesario renunciar a un placer ya gozado.

Y es por eso que las mujeres tienen más dificultades en lograrlo pues ellas han de sustituir a la madre por un hombre y cuando esto ya fuere conseguido han de sustituir al hombre por sus retoños, algunas son capaces de solapar ambos goces pero otras no lo consiguen sino a costa de grandes sufrimientos y rupturas biográficas.

Los hombres por el contrario solo tienen una evolución en dos tiempos con un tránsito menos dificultoso y pasan de la madre como objeto de amor hasta la mujer.

No cabe duda de que el amor masculino es tan lineal como su sexualidad y que el amor de las mujeres es mucho más complejo pues ha de sortear al menos tres obstáculos para llegar a la sintesis necesaria para fundir ambos apegos y no morir en el intento.

El articulo original de Bartels y Zeki.

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