Había una vez un gorrión que se sentía muy independiente y al llegar el invierno, decidió no volar hacia el sur. Sin embargo pronto comenzó a nevar y hacer mucho frío y el gorrión sin ganas comenzó a volar hacia el sur. A poca distancia sus alas empezaron a helarse y él se cayó en un establo, casi congelado. Una vaca en el establo al pasar defecó sobre él. El pequeño gorrión pensó que le había llegado el final. Pero la bosta caliente lo calentó y descongeló sus alas. Ahora todo caliente y feliz y al poder respirar empezó a cantar. En ese preciso momento un gato pasaba y al escuchar el silbido entró a investigar de donde venía. El gato comenzó a escarbar y al descubrir al gorrión cantando, enseguida se lo comió.
Las 3 moralejas del cuento
1. El que te echa bosta no es necesariamente tu enemigo.
2. El que te saca de la bosta no es necesariamente tu amigo.
3. Si estás cómodo y feliz sobre una pila de desechos, mantén tu boca cerrada.
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