Mi amiga Ana me decía hace un tiempo que
estaba "un poco cansada de luchar".
Me quedé pensando en eso, no sólo porque
me apena que mi amiga no esté bien, sino porque es un problema común a muchos,
quizá incluso a la gran mayoría de nosotros. Lo fue para mí también por muchos
años.
Como he contado otras veces, he nacido y
vivido toda mi vida en Sudamérica, donde la mayoría de las personas lucha
diariamente durante casi toda su vida para poco más que subsistir. Creo no
equivocarme si digo que todos en mayor o menor medida tenemos la fantasía de
que esa tranquilidad económica que perseguimos sin descanso nos daría
automáticamente la felicidad. Pero hete aquí que el último año y medio de mi
vida lo he pasado en un país europeo, donde la gran mayoría de las personas ya
ha logrado esa meta, y tiene la subsistencia asegurada.
Uno supone a priori que semejante
diferencia en el nivel de vida debería resultar a su vez en una gran diferencia
en el ánimo y la calidad de vida de las personas. PERO NO. NI MUCHO MENOS. En
este país he conocido a muchos jubilados que cobran una buena pensión, tienen
uno o dos buenos coches, su vivienda propia y en muchos casos una casa en la
playa. Viajan a menudo, van al gimnasio, a la pileta... tienen todo lo han
deseado, todo lo que en teoría se necesita para estar bien, y sin embargo lo
que se percibe en ellos es un tedio y un vacío existencial que en muchos casos
llega a la desesperación.
Estas personas han sobrevivido a las tremendas
privaciones de la posguerra, a las cuatro décadas de dictadura franquista, y
han sido partícipes del notable resurgimiento de su país. Sus logros deberían
llenarlos de satisfacción, y sin embargo muchos ellos viven vidas vacías, y
consumen antidepresivos con la misma asiduidad con que yo consumo pastillas de
menta para el aliento (con la diferencia de que a mí me dan resultado).¿Por qué?¿Y
la juventud?
El haberse criado no sólo en democracia,
sino además con el increíble crecimiento económico que el país ha tenido en las
últimas décadas, debería bastar para que su vida tuviera una calidad
notablemente mejor que la de sus padres. PARA NADA.
A mi modo de ver, la gran mayoría de ellos
no sólo van por el mismo camino, sino que llegarán mucho antes, y en mucho
peores condiciones. A diferencia de sus padres, que se criaron en el rigor y el
esfuerzo, pero con sueños y esperanzas en el horizonte (el fin de la dictadura,
la prosperidad, un mejor futuro para sus hijos, etc.), esta juventud "ya
ha llegado al horizonte", o ya lo entrevé, lo intuye... y no les dice
nada. Tienen todas las libertades con que sus padres soñaron, y muchas más;
desconocen las privaciones, las persecuciones... y sin embargo sus vidas son
tan vacías o más que las de sus padres. Y esa falta de sueños y esperanzas se
traduce en el exceso de comida, tabaco, alcohol, drogas y todo tipo de
comportamientos autodestructivos. O simplemente en el vacío, el tedio y el
sinsentido a la vista, sin ocultar ni anestesiar. También los jóvenes consumen
antidepresivos.
"La mayoría de las personas vive vidas de callada desesperación" (H. D. Thoreau).
Entonces, comparando unas sociedades con
otras: en los países emergentes las personas se deprimen por la lucha por la
subsistencia, porque no logran "avanzar" tanto como quisieran en ese
camino, mientras que en los países desarrollados las personas tienen la
subsistencia asegurada, ya han logrado recorrer ese camino, y su depresión es
aún mayor. ¿No es evidente entonces que EL CAMINO MISMO ES EL PROBLEMA?¿Cuál
sería entonces el camino apropiado hacia una vida más feliz? ¿Más confort aún?
¿Más dinero, más cosas? ¿Fama?
Hagamos "fast forward" y veamos
a las personas que han logrado mucho más que "una vida cómoda": las
celebridades del espectáculo, el deporte, la política... personas que ganan y
tienen 50, 100, 200 veces más que las personas comunes. Que viven una vida de
abundancia, reconocimiento, fama, glamour... vidas aparentemente
extraordinarias. ¿Cuál es el resultado de muchos de ellos? Depresión,
alcoholismo, drogadicción, religiones estrambóticas, excesos de todo tipo,
incapacidad de sostener una relación o una familia... con Michael Jackson como
abanderado y ejemplo más grotesco.
Muchas personas, por otro lado, eligen no
caer en excesos autodestructivos y optan por alguna forma de terapia, pero las
soluciones que los terapeutas brindan suelen ser del tipo de "empezar un
hobby", una carrera, viajar, retomar las clases de pintura o teatro...
soluciones superficiales que la mayoría de los casos no dejan de ser formas de
entretenimiento, de pasatiempo*, que no resuelven el problema de fondo: EL
VACÍO EXISTENCIAL, o como dice la frase del comienzo, EL PESO DE UNA VIDA
VACÍA.(* Personalmente no sólo prescindo de los pasatiempos: en su mayor parte
los detesto. Creo que el tiempo es un don precioso y limitado que está ahí para
que HAGAMOS ALGO con él, no que lo "pasemos", y mucho menos que lo
"matemos".
Thoreau decía "No podemos matar el
tiempo sin herir la eternidad"). Como resumen, veo que la casi totalidad
de las personas cubrimos la falta de sentido de nuestras vidas manteniéndonos
"ocupados" con el mismo plan de nuestros padres; los objetivos
comunes, impuestos por la sociedad y la costumbre: la casa, el coche, los
hijos, la barbacoa (o el asado, según en qué país me estés leyendo) de los
domingos, los electrodomésticos, el entretenimiento, las vacaciones, luego los
nietos... y poco más, mientras en el fondo de nuestra mente un rumor sordo nos
inquieta, nos angustia, y sugiere que "la vida no es eso", que
debería haber "algo más".
"La vida tiene que ser algo más que
cortar el césped y pagar la hipoteca" (Joni Mitchell)¿CUÁL SERÁ, ENTONCES,
EL SECRETOPARA QUE LA VIDA NO NOS PESE? Algunas pistas que he podido encontrar:
Jim Rohn cuenta
que una vez lo invitaron a hablar en un congreso de psicólogos (o psiquiatras,
no lo recuerdo) y le preguntaron cuál era, a su juicio, el origen de la
depresión. Con su habitual simpleza y profundidad, Jim, que carece de títulos
universitarios, contestó: "HACER MENOS DE LO QUE UNO PUEDE. Creo que de
algún modo eso DAÑA LA MENTE.
“Victor Frankl, neurólogo y psiquiatra
austríaco que pasó una de las experiencias más espantosas que un ser humano puede
sufrir (sobreviviente de varios campos de concentración, en los que vio morir a
su mujer y a sus padres) nos dice que "La desesperanza puede describirse
como una ecuación matemática: D = S - P (Desesperanza = Sufrimiento menos/sin
Propósito). Tan pronto como un individuo puede encontrar sentido en su
sufrimiento, puede convertirlo en un LOGRO." Frankl dice también
"tenemos muchas cosas CON que vivir, pero muy poco POR lo que
vivir."(Pienso sinceramente que esas frases de Jim y de Frankl convierten
a montañas de libros escritos sobre el tema, en palabrería inútil).
El psiquiatra mendocino Luis Jait narra en
su libro "Elogio de la desmesura" su experiencia durante la larga
preparación previa a sus dos intentos de escalar el Aconcagua (la montaña más
alta del mundo, fuera de Asia) sus vivencias durante las ascensiones, y luego
la creación de un nuevo tipo de terapia en la cual él ignora por completo los
detalles "pequeños" y cotidianos de la vida de sus pacientes, y les
pide que se concentren exclusivamente en hablar de SU GRAN SUEÑO.
“Steve
Jobs dice "Tienes que
encontrar qué es lo que amas, y eso es tan cierto para con tu trabajo como para
con tu pareja. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando, y no te conformes.
Como con todos los asuntos del corazón, cuando lo encuentres lo sabrás.
"Albert Einstein, por su parte,
decía: "Si quieres una vida feliz, átala a una meta, no a personas ni a
cosas", y Earl Nightingale dio
la mejor definición de éxito que yo he leído
hasta hoy: "La realización progresiva de un ideal valioso".
Mientras tanto, la inmensa mayoría de
nosotros seguimos yendo a trabajar una gran cantidad de horas, para poder pagar
la casa a la cual volveremos a descansar sólo para poder volver a trabajar para
pagar la casa...Y lo que es peor aún, criando hijos para que hagan lo mismo, y
llegado el momento tengan a su vez hijos a quienes enseñen a hacer lo mismo...
multiplicando así el error al infinito. Y elegimos creer en la mentira de que
no podemos hacer mucho más, que es "la injusticia de la vida" o
alguna otra excusa por el estilo lo que nos colocó en el sitio en que
estamos... y que en el mejor de los casos sólo podemos aspirar a divertirnos y
pasarla lo mejor posible para mitigar la insignificancia de nuestra existencia.
Para empeorar las cosas, muchos
reconocidos filósofos y supuestos expertos en el conocimiento de la psique y la
condición humana (y que suelen ser los favoritos de la gente snob) postulan que
la vida efectivamente no tiene sentido, que somos un producto del azar que
existe sin propósito… Si ellos no buscaron o no encontraron sentido a sus
vidas, otros sí lo hicieron, y lo que un hombre logró, cualquier otro puede
lograr.
La historia y la actualidad están llenas
de ejemplos de personas que han vivido vidas extraordinarias, personas en gran
medida felices y realizadas, no por haber tenido "muchas comodidades y
pocas dificultades", sino por haber perseguido grandes sueños y objetivos,
sin importar el precio que tuvieron que pagar por ello, y el mayor o menor
grado en que finalmente alcanzaron sus objetivos. Personas que desafiaron su
potencial, que dedicaron su vida a algo extraordinario, a hacer una diferencia,
a contribuir con algo significativo. Y no necesariamente tiene que ser un logro
altruista como la vacuna contra la polio. Incluso un logro personal y
aparentemente egoísta como batir un record olímpico está impulsando a toda la
humanidad hacia adelante. Y no me refiero únicamente a personas famosas. El
mundo está lleno de héroes anónimos.
¿No nos dice esto algo acerca del secreto
para que la vida no nos pese? A mí también me pasó, por un lapso de varios
años, de vivir sin esperanzas, totalmente inmerso en la carrera de ratas,
girando en una rueda sin sentido, deprimido, estresado. Fue cuando me fui hundiendo
poco a poco en la lucha por la subsistencia, y llegué a creer que mis sueños y
utopías de juventud eran "lujos" que un adulto, un padre de familia,
no se podía permitir. La historia de cómo salí de ello y recuperé poco a poco
mis sueños la cuento en otro momento, y no viene al caso que la repita. El
punto es que el primer secreto para que la vida no nos pese por su vacío parece
ser LLENARLA CON UN GRAN SUEÑO, UN GRAN PROPÓSITO, UN GRAN OBJETIVO, y del
trabajo en pos de ellos
.Insisto, no se habla de hobbies,
aficiones, actividades recreativas, entretenimiento, distracciones. Todo eso
puede estar muy bien, pero es otra cosa, y no evita la depresión, a lo sumo la
disimula. Se habla de UN GRAN "POR QUÉ vivir". ¿Por dónde empezar a
buscar ese "gran por qué"? Admito que no es fácil (ni tendría por qué
serlo). Nuestros sueños de la infancia pueden ser un buen punto de partida.
Y digo bien, este es el primer secreto.
Porque hay otros, pero eso ya queda para otra nota.
:-)Gracias.
Autor: Desconocido, algunos lo atribuyen a Leon Daudí, pero no sabemos quien es ya que no hay datos sobre el.
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