Los científicos hicieron un avance significativo al descubrir cómo el cerebro controla el sexo.
Al estudiar ratones hembras, los investigadores descubrieron que una hormona cerebral llamada kisspeptina (no es sorprendente que también se la conozca como la "hormona del beso") es la fuerza impulsora de nuestra atracción hacia el sexo opuesto así como del comportamiento sexual. Los científicos descubrieron que un ratón macho secreta feromonas para activar las neuronas kisspeptinas que envían esta señal a otras neuronas. Estos, a su vez, liberan las hormonas de gonadotropina que controlan la atracción hacia el sexo opuesto. Las kisspeptins también transmiten señales a las células que producen el neurotransmisor óxido nítrico, responsable de desencadenar nuestro comportamiento sexual.
La investigación fue dirigida por la profesora Julie Bakker, que dirige el Laboratorio de Neuroendocrinología en la Universidad de Lieja en Bélgica, y el profesor Ulrich Boehm, que enseña en el departamento de Farmacología Experimental y Clínica y Toxicología de la Universidad de Saarland en Alemania.
"Este trabajo ha proporcionado una nueva percepción de cómo el cerebro decodifica señales del mundo exterior y luego traduce estas señales ambientales en el comportamiento", explicó Boehm. "En muchos animales, el comportamiento sexual está programado para ocurrir con la ovulación para garantizar la mayor probabilidad posible de Fertilización y, por lo tanto, continuación de la especie. Hasta ahora, poco se sabía sobre cómo el cerebro une la ovulación, la atracción y el sexo. Ahora sabemos que una sola molécula, kisspeptina, controla todos estos aspectos a través de diferentes circuitos cerebrales que corren en paralelo unos y otros."
El estudio sugiere que la kisspeptina es la única molécula que los gobierna a todos, controlando la pubertad, la fertilidad, la atracción y el sexo. La profesora Julie Bakker cree que una aplicación de su descubrimiento es la creación de terapias para mujeres con un bajo deseo sexual, una condición que se estima que afecta hasta al 40% de las mujeres en algún momento de sus vidas.
"Actualmente no hay buenos tratamientos disponibles para mujeres que padecen un bajo deseo sexual", dijo Bakker. "El descubrimiento de que kisspeptina controla tanto la atracción como el deseo sexual abre nuevas y emocionantes posibilidades para el desarrollo de tratamientos para el deseo sexual bajo".
Fuente: Nature Communications.
Autor: Paul Ratner
Traducido desde: Big Think
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