Durante los nueve meses que dura el
embarazo el mayor deseo de los padres puede resumirse en una frase: "que
sea sanito". Pero una vez que el bebé nace y con el correr del tiempo, la
preocupación pasa a ser que tenga una vida llena de bienestar y buenos
momentos. "Que sea feliz" se vuelve la obsesión principal.
A lo largo de 75 años, un grupo de
científicos de la universidad de Harvard hizo un seguimiento de 724 personas
con el propósito de analizar qué aspectos llevan al ser humano a tener una vida
feliz y saludable. La mitad de las personas elegidas eran estudiantes de
segundo año de Harvard y la otra parte chicos de los barrios más pobres de
Boston. A fines del año pasado el psiquiatra Robert Waldinger expuso el
resultado principal de tantos años de investigación: lo que realmente hace felices a las
personas no es tener fama ni dinero, sino relaciones personales saludables y
constructivas.
Teniendo en cuenta este estudio,
Sebastián Gacio, neurólogo infantil y coordinador del Centro Infanto Juvenil
del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, afirma que aunque los
chicos consiguen ser felices de muchas formas, es importante fomentar que
entablen lazos sociales positivos: "No es lo mismo que un chico se sienta
feliz viendo una película que lo sea compartiendo experiencias positivas con
otras personas".
Vivimos apurados y conectados. Nos
cuesta dejar el celular, desenchufarnos de las preocupaciones laborales y vivir
plenamente cada momento, sin que la vida pase de largo. Todo el estrés del
día a día, sumado a la inmediatez que nos exige el sistema -las redes sociales,
whatsapp, las publicidades- y la cultura del multitasking repercute en los
chicos. No es casual que en los últimos años se hayan vuelto a poner de moda
prácticas ancestrales como la meditación infantil o surjan nuevas disciplinas
como el mindfulness, una práctica de auto observación que busca centrar la
atención al momento presente, conectarnos con el aquí y el ahora.
La psicóloga Mora Marengo, del
Instituto Sincronía -especializado en estrés ansiedad y emociones- cuenta que
la cultura de lo instantáneo en la que todos nos vemos inmersos tiene una
injerencia negativa sobre los chicos que repercute en el consultorio: "Los
adultos se encuentran sobrecargados de trabajo, responsabilidades y exigencias
que dificultan el poder estar con los niños al ciento por ciento y conectados mente y cuerpo.
Muchos padres consultan porque sus hijos presentan dificultades para tolerar la
frustración o la espera, conductas impulsivas y niveles altos de enojo e
insatisfacción.Lo que los niños necesitan para su bienestar y felicidad es
poder pasar tiempo de calidad con su familia y seres queridos".
Si les preguntamos a los chicos qué
cosas los hacen felices, ellos suelen responder cosas simples. Actividades que
no representan grandes gastos económicos y donde están muy presentes los
vínculos con seres queridos:
Luna Lazzaro Cufre, 10 años: "Me hace feliz estar con mis
amigas, preparar coreografías, acompañar a mi papá a jugar al fútbol y merendar
con mi mamá".
Catalina Ferreira Manguel, 6 años: "Me encanta ir a la casa de
mis abuelos y ponerme los tacos de mi abuela y maquillarme. También me encanta
jugar con mis hermanas y sumar en el colegio".
León Escribal Marquez, 5 años: "Me gusta jugar a la mancha y
a las escondidas, que me lean cuentos, ir al parque a jugar al fútbol, bailar y
cantar".
Aunque existen muchísimas definiciones de "felicidad"
podríamos decir que somos felices si en nuestro cerebro priman los recuerdos
felices y tenemos la perspectiva de seguir reviviéndolos en el futuro. Gacio
explica que "es importante que los chicos sean felices porque se
encuentran en pleno desarrollo de su personalidad, sus aptitudes sociales, su
autoestima y todo va a estar influenciado por el hecho de ser felices".
El neurólogo resalta la importancia de que los chicos crezcan en entornos
saludables, observando y compartiendo experiencias empáticas, y no expuestos a
situaciones de stress continuas.
En los primeros años de vida, Natalia Lassizuk, educadora especializada
en primera infancia y coordinadora pedagógica de los Grupos de Juegos Rodantes
Jugados, dice que la felicidad "está directamente relacionada con la
libertad, con poder descubrir, explorar, experimentar y probar". También
resalta la importancia de compartir tiempo de
calidad con los chicos : "jugando, paseando, escuchando un cuento, música, viendo un
espectáculo, pintando, disfrazándose, cocinando, haciendo torres en el arenero,
bailando".
Es importante que los chicos sean felices
porque se encuentran en pleno desarrollo de su personalidad, sus aptitudes
sociales, su autoestima" (Sebastián Gacio).
Toda una experta en el tema,
Magdalena Fleitas, cantante infantil, docente y madre de dos varones, dice sin
vueltas: "Los chicos se merecen ser felices. Ellos expresan qué le
pasa a la sociedad, son el crisol que refleja el entorno familiar y global. Si
la mayoría de los chicos están angustiados y tensos posiblemente en el sistema
esté pasando lo mismo".
Expertos
afirman que no es lo mismo que un chico se sienta feliz viendo una película que
compartiendo una experiencia con otras personas. Foto: Pixabay
Los especialistas coinciden en que
la felicidad no se construye solo de momentos placenteros. Gacio resalta que
"algunas experiencias que uno creería negativas, en su justa medida,
también son importantes. No está mal que los niños experimenten a veces sensaciones
tristes por alguna razón, o se frustren porque se les dice que no a algo, o se
aburran en determinado momento". Y Fleitas subraya que es
importan que los chicos tengan tiempo libre, tiempo de aburrimiento, ya que los
vuelve más creativos .
"Los chicos se merecen ser felices.
Ellos expresan qué le pasa a la sociedad, son el crisol que refleja el entorno
familiar y global" (Magdalena Fleitas).
Compartilo
Los chicos no necesitan tener un
smartphone, ni pasar horas frente a la computadora ni vacaciones en Disney para
ser felices. La respuesta es simple. Ser escuchados, jugar con amigos y
compartir momentos en familia son las claves para una infancia feliz.
Deborah
Maniowicz - LA NACION
No hay comentarios:
Publicar un comentario