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Un estado de conciencia

Por Rodrigo Joaquín del Pino.- Las parejas que se separan sin encontrar el punto en la mente donde pueden seguir amándose o agradeciéndose, no entienden que el otro fue sólo un espejo que reflejó lo que todavía les pertenece.
10 dic, 2011
 
jonathancarrollstories:

El trance de gratitud es el pináculo del despertar a la Vida. Es el estado subyacente en los placeres eternos. Es la prueba de que se está en contacto con la Realidad, es el fin de la ceguera o negación del Amor. Cuando te das cuenta que todo lo ocurrido en la vida ha llegado para entender y aceptar un Bien Trascendente, quedas en trance de gratitud. Cuando ves el conjunto de los sucesos y su armónico encadenamiento, te rindes y aceptas la perfección que lo impregna todo. Hay un orden oculto. Hace falta mucha experiencia para entender que todo lo que llega es siempre para mejor. La mayoría de las personas toman conciencia de esto luego de muchas vidas. Otros, descubren que ese orden divino oculto se haya en su propia mente y corazón cada vez que se aquietan. Esta revelación te da a conocer la perfección y sientes lo que es la humildad.

Una clave para comprender esta verdad es que no percibimos el mundo desde una mente unida, desde nuestra divinidad interior, sino desde el ego, desde un ser fraccionado y temeroso. Los significados y visiones que tenemos, y que forman nuestro campo perceptivo son la prueba de haber creído en la defensa y el ataque, la estrategia de este ser dividido. Así como el gusano de seda queda encerrado en su propio capullo al finalizar su esmerada obra, podemos decir que el mundo tal como lo vemos es fabricación de nuestro autoengaño. El mundo no es directamente la creación divina. Mientras veas muerte, enfermedad, escasez, injusticias y vejez, y lo sientas tan real como para luchar contra eso o temerle, no estás en el mundo en que puedes agradecer. Tampoco estás en el mundo real, sino en la percepción conflictiva del ego. Pero cuando despertemos al mundo perfecto del Amor, todo significado viejo será neutralizado en tu mente liberada.

Cuando escuches tu música sentirás gratitud: la gratitud es la música del alma. Es el verdadero poder interior y su efecto es el amor. A menos que percibas la Dulce Realidad, la cual es el trasfondo de la ilusión, ese estado de gratitud permanente es imposible. El mundo es de naturaleza dual y allí, la gratitud es un sentimiento extraño. Pero la mente fue engendrada en la Trascendencia y sólo mira hacia Ella. El mundo del que hablamos no es este bello planeta llamado Tierra, Bhumi o Gaia, sino tus memorias subconscientes de dolor, aún no perdonadas, proyectadas sobre él. El mundo no es los objetos que ves sino lo no perdonado dentro de ti.

Los deseos compulsivos de la personalidad o ego son saboteadores del sentimiento de compleción que emana del propio Ser Divino que eres. Se dice en los Vedas: “cuando uno no está entusiasmado está equivocado”. Estar agradecido es estar feliz. A cualquier persona con la cual no podamos estar agradecidos nos está mostrando nuestras limitaciones. Si deseas un reconocimiento que no te dieron, puedes observar en donde buscas o exiges tu valía personal. ¿Notas como el ego busca afuera lo que está en tu interior?

Tampoco tienes que mirar hacia atrás para buscar las pruebas de tu agradecer. No tienes que buscar en tu historia de vida, pues estos dramas están impregnados de dualidad y no permiten el trance de gratitud. Observa más bien el conjunto de los aconteceres, el hilo conductor y tu bienestar interno presente. Como si miraras el bosque en su totalidad y no los detalles del árbol. Sal del tiempo y del espacio al aquietarte y dirígete a tu eterno presente dentro de ti.

Todos tenemos la habilidad de sentir lo que queremos más allá de la percepción sensorial. Para sentir el amor uno tiene que estar en contacto con el objeto del amor. Ese objeto del amor no está en el mundo sino en el corazón de cada persona. Y ese contacto interno altera la visión externa, la suaviza, le da color y brillo. Cuando vuelves ya no eres el mismo. La quietud y la gratitud te llevan de la mano hacia tu divinidad. Cuando despiertas al sentimiento de gratitud, tu vida humana empieza a cambiar.

La gratitud es un estado de conciencia no una actitud aislada. La gratitud es la base de la prosperidad y el placer. Si queremos hacer realidad nuestros sueños, lo más importante es tener la llama de la gratitud encendida. No podemos decir: quiero esto porque aquello no me gustó. Si estás enojado contigo mismo no puedes crear. Tienes que amar lo que niegas antes de que llegue lo que buscas. Las parejas que se separan sin encontrar el punto en la mente donde pueden seguir amándose o agradeciéndose, no entienden que el otro fue sólo un espejo que reflejó lo que todavía les pertenece. Esto hará que la próxima pareja “tan anhelada”, esté obligada a mostrarte lo mismo que niegas en ti, hasta que lo aceptes. Lo que reconoces en ti es un bien para todos.

Como piensan los maestros orientales, la sabiduría es el reconocimiento instantáneo de que una crisis es una bendición. Por más doloroso que se muestre un acontecer, está allí por algo que todavía no has develado. En lo profundo todos sabemos que no podemos observar ningún significado que no nos pertenezca. Como sea, viene para aliviarte si lo sabes observar, comprender, liberar y por último amar.

Como ejercicio dile “gracias” a todos y a todo. Sin buscar razones lógicas o que encajen en tu historia, dile mentalmente gracias al caballero, a tu compañera de trabajo, al perro, a tu ropa, a tu auto, al sol, a las nubes, al conflicto, al dolor y a todo lo que mires, sientas y pienses. Practica no ver diferencia entre todos ellos. Cuando te levantas en la mañana comienza a agradecer todo lo que viene hacia ti: tu ser amado, tu ducha, tus meditaciones, tu desayuno. Agradece lo que guardas como imposible de agradecer, pues por ese lugar te lastimas a escondidas. Cuando agradeces, sientes que recoges todo lo que tanto habías buscado: el amor.

Hay un orden oculto. Juega con tus niños a este juego y permite que ellos te miren y te digan “gracias”. Siente el trance de tu propio agradecimiento por todo, y agradécete a ti también, pues ese eres, Amor.
Decir “gracias” es perfecto y completo, y si fuera la única oración sería suficiente…
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