Hace muchos años estuve con una de mis hijas cuando asistía a un largo programa en un campamento para ayudarla a enfrentarse con algunos de los problemas de la adolescencia. Lo último que le dijo el monitor del campamento fue lo siguiente: «Recuerda en todo momento que lo que piensas y lo que haces afecta a otras personas». Esto no solo es aplicable a los amigos, la familia, los vecinos y los compañeros de trabajo. Estoy convencido de que influimos a toda la humanidad. Por eso, mientras lees este capítulo, ten en cuenta que lo que piensas y haces afecta a todos los demás.
En Power vs. Force, David Hawkins dice lo siguiente: «En este universo interconectado, toda mejora que hacemos en nuestro mundo privado, mejora el mundo en general. Todos flotamos en el nivel colectivo de la conciencia de la humanidad, de modo que cualquier incremento que añadimos vuelve a nosotros. Todos incrementamos la prosperidad común con nuestros esfuerzos para beneficiar a la vida. Es un hecho científico que lo que es bueno para ti es bueno para mí». Los comentarios y conclusiones del doctor Hawkins cuentan el respaldo de veintinueve años de intensa investigación, e invito al lector a que los estudie. A continuación voy a resumir algunas de esas conclusiones y su relación con el impacto que tenemos en los demás cuando estamos conectados a la intención.
En esencia, cada persona individual, y también los grupos, pueden calibrarse por sus niveles de energía. En términos generales, las personas de energía baja no saben distinguir entre lo verdadero y lo falso. Se les puede decir cómo tienen que pensar, a quién tienen que odiar, a quién matar, y se las puede aborregar en una mentalidad de pensamiento de grupo basada en detalles tan triviales como a qué lado del río nacieron, qué creían sus padres y sus abuelos, la forma de sus ojos y cientos de factores relacionados con la apariencia y la total identificación con su mundo material. Según Hawkins, aproximadamente el 87 por ciento de la humanidad se calibra en un nivel colectivo de energía que los debilita. Cuanto más altos los niveles de la vibración de frecuencia, menos personas hay en ellos. Los niveles más elevados están representados por las personas realmente grandes que crearon las pautas espirituales que llevan siguiendo verdaderas multitudes desde hace siglos. Están asociadas a la divinidad y ponen en acción los campos que atraen la energía y que influyen a toda la humanidad.
Justo por debajo del nivel de energía de la pura iluminación se encuentran los niveles asociados con la experiencia denominada trascendencia, autorrealización o consciencia de Dios. Ahí es donde habitan los llamados santos. Justo por debajo de este nivel se sitúa la pura alegría, y el distintivo de ese estado es la compasión. Quienes alcanzan ese nivel sienten un mayor deseo de poner su consciencia al servicio de la vida misma que de los individuos concretos.
Por debajo de estos niveles supremos, en los que pocos consiguen mantenerse permanentemente, se encuentran los niveles del amor incondicional, la generosidad, la aceptación de todos y la apreciación de la belleza, y, en un nivel más limitado pero también profundo, las siete caras de la intención que se describen en los primeros capítulos de este libro. Por debajo de los niveles de energía que nos fortalecen están los niveles de la baja energía de la ira, el miedo, el dolor, la apatía, la culpa, el odio, la crítica y la vergüenza; todo eso nos debilita y nos influye de tal manera que inhibe nuestra conexión con el nivel de Energía Universal de la intención.
Lo que me gustaría es que dieras un gran salto de fe conmigo, al tiempo que expongo algunas de las conclusiones a las que llega el doctor Hawkins en segundo libro, titulado El ojo del yo. Mediante su método quinesiológico, muy preciso para pruebas de verdad y mentira, ha calibrado, el número aproximado de personas cuya energía se encuentra en el nivel que debilita., o por debajo de él. Me gustaría que reflexionases sobre sus hallazgos y las conclusiones que saca sobre nuestra influencia en la civilización. Hawkins sugiere que es crucial para todos nosotros comprender la importancia de elevar nuestra frecuencia de vibración hasta el nivel en el que empezamos a coincidir con la energía de la Fuente universal o, en otras palabras, a establecer conexión con la fuerza de la intención.
Uno de los aspectos más fascinantes de esta línea de investigación es la idea del contrapeso. Las personas de alta energía sirven de contrapeso al efecto negativo de las personas de baja energía, pero no se da sobre una base de uno a uno, por ese 87 por ciento de la humanidad que se encuentra en las frecuencias bajas, debilitadoras. Como ya he explicado anteriormente, una persona conectada a la intención puede ejercer una enorme influencia sobre muchas personas de energías más bajas. Cuanto más asciendas en la escala para convertirte en la luz de la iluminación y conocer la consciencia de Dios, más energía de vibraciones negativas podrás contrapesar.
A continuación presento unos datos fascinantes de las investigaciones del doctor Hawkins para que los estudies mientras reflexionas sobre el impacto que puedes tener en la humanidad simplemente por estar en los peldaños más altos de la escalera de la intención
● Un individuo que vive y vibra con la energía del optimismo y la disposición de no criticar a los demás servirá de contrapeso para la negatividad de 90.000 individuos que se sitúan en los niveles debilitadores más bajos.
● Un individuo que vive y vibra con la energía del amor y el respeto puros por la vida entera servirá de contrapeso a la negatividad de 750.000 individuos que se sitúan en los niveles debilitadores más bajos.
● Un individuo que vive y vibra con la energía de la iluminación, de la dicha y la paz infinitas servirá de contrapeso a la negatividad de diez millones de personas que se sitúan en los niveles debilitadores más bajos (hay aproximadamente veintidós de esos sabios vivos en la actualidad).
● Un individuo que vive y vibra con la energía de la gracia, el espíritu puro más allá del cuerpo, en un mundo de no dualidad o absoluta unidad, servirá de contrapeso a la negatividad de setenta millones de personas que se sitúan en los niveles debilitadores más bajos. Hay aproximadamente diez de esos sabios vivos en la actualidad.
A continuación veremos dos convincentes estadísticas realizadas por el doctor Hawkins tras veintinueve años de estudio sobre los factores determinantes de la conducta humana.
1. Una sola encarnación del nivel más elevado de la consciencia en este período de la historia al que pueda concederse el título de «Señor», como Señor Krishna, Señor Buda o Señor Jesucristo, servirá de contrapeso a la negatividad colectiva de toda la humanidad en el mundo actual.
2. La negatividad de toda la población humana se autodestruiría si no fuera por los efectos de contrapeso de esos, campos de energía más alta.
Las implicaciones de estos datos son muy importantes para descubrir formas de mejorar la consciencia humana y elevarnos hasta el lugar donde coincidimos con la energía de la intención de la que procedemos. Al elevar tu frecuencia vibratoria, siquiera ligeramente, hasta un lugar en el que practiques regularmente la generosidad, el amor y la receptividad, y en el que veas la belleza y el infinito potencial para el bien en los demás y en ti mismo, servirás de contrapeso a 90.000 personas de este planeta que viven en los niveles de baja energía, de la vergüenza, la ira, el odio, la culpa, la desesperación, la depresión, etcétera.
Me viene a la cabeza cómo gestionó John F. Kennedy la crisis de los misiles en Cuba, en los años sesenta. Estaba rodeado de asesores que lo alentaban a que recurriera a las bombas nucleares en caso necesario. Pero su energía y la de unos cuantos colegas de confianza empapados del potencial para una solución pacífica sirvieron de contrapeso a la inmensa mayoría de quienes abogaban por el ataque y la belicosidad. Una persona con una energía espiritual muy alta puede lograr que la posibilidad de la guerra quede en la categoría del último recurso. Esto también es aplicable a nuestras vidas. Lleva la energía de la intención ante la presencia del conflicto, incluso en las cuestiones familiares y podrás anular y transformar la baja energía hostil con tu presencia.
Eso es lo que hago yo en una situación hostil, cuando unos jóvenes bajo la influencia de las drogas y el alcohol estaban a punto de pelearse mientras un montón de gente los jaleaba. En una ocasión me limité a pasar entre los potenciales combatientes tarareando una canción: «Sin duda Dios está presente aquí». Y con esa simple energía se tranquilizó el ambiente y se elevó el nivel de energía para la paz.
Otra vez me acerqué a una mujer en pleno ataque de ira contra su hijo de dos años en una tienda de comestibles, y le estaba gritando las cosas más espantosas que se puedan imaginar. Me trasladé silenciosamente al campo de la energía, sin decir nada., pero irradiando mi deseo de una energía de amor más alta, y eso anuló la baja energía del odio. Considera la importancia de tomar conciencia de la influencia que ejerces sobre los demás y recuerda que al elevar tu nivel de energía hasta un lugar en el que estás en armonía con la intención, te transformas en instrumento, o canal de la paz. Esto funciona en todas partes, de modo que debes ser parte del contrapeso a la negatividad humana que encuentres en tu vida.
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