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Ozymandias - Percy Bysshe Shelley

"Hijo de Seti I fue Ramsés II, que le sucedió siendo aún joven, en el 1290 a. C., y que reinaría durante sesenta y siete años, el reinado más largo de la historia egipcia, si exceptuamos el de Pepi II.
Su reinado se caracterizó por una excepcional autoalabanza. El poder de Ramsés era absoluto, y cubrió Egipto, de un extremo a otro, con monumentos en su honor, con inscripciones que relataban jactanciosamente sus victorias y su grandeza. No vaciló tampoco en poner su nombre en monumentos más antiguos y en apropiarse de las hazañas de sus predecesores.
Amplió las ya vastas estructuras del enorme y complejo templo de Tebas (que hoy se conoce como Karnak), y levantó obeliscos y estatuas colosales en su honor. Una vez hecho esto, el complejo templo alcanzó prácticamente su forma definitiva, y fue el mayor templo (en tamaño) nunca construido, ni entonces ni ahora. Una sala, la Sala Hipóstila, es la mayor nave del templo, cubriendo 54.000 pies cuadrados. Su techo estaba sustentado por un verdadero bosque de gigantescas columnas ---134 en total---, algunas de las cuales tenían 12 pies de grosor y 69 pies de altura.
Bajo su reinado, Tebas alcanzó su cénit, extendiéndose a ambos lados del Nilo, con un contorno de murallas de 14 millas de longitud y una gran acumulación de riquezas traídas de todos los confines del mundo civilizado. Otros pueblos, que vieron u oyeron rumores al respecto, quedaron sumidos en un maravillado temor.
Así, por ejemplo, Tebas es mencionada en la Ilíada, poema épico en el que el poeta griego Homero (que posiblemente lo compuso tres siglos después de la época de Ramsés II) cantaba la guerra de Troya, que tuvo lugar no mucho tiempo después de la muerte de Ramsés.
En el poema, Homero dice por boca de Aquiles, cuando éste rechaza los sobornos para volver a la guerra, que ninguna cantidad de dinero podía inducirle a hacerlo. "No, aunque me ofrecieran... todo lo que contiene la Tebas egipcia, que conserva los mayores tesoros del mundo, Tebas, con sus cien puertas, donde doscientos hombres salen por cada puerta con caballos y carros..."
Pero el tiempo todo lo puede, y Tebas hace tiempo que desapareció... Una de las estatuas de Ramsés, la mayor construida en Egipto, está hoy rota y derribada. Fue su caída cabeza (o los informes referentes a ella) lo que inspiró al poeta inglés Percy Bysshe Shelley ((1792-1822) fue uno de los grandes poetas ingleses del romanticismo) su escalofriante poema irónico "Ozymandias" [publicado en 1818]:

Hallé a un viajero proveniente de un antiguo país
Que dijo: Dos enormes y rotas piernas de piedra
Se elevan en el desierto... Cerca de ellas, en la arena,
Medio enterrado, yace un rostro destrozado, con enojados
Y fruncidos labios, y despectivo gesto de frío mando,
Cuentan que su escultor conocía bien estas pasiones
Que aún sobreviven, grabadas en estos objetos sin vida,
La mano que las escarneció, y el corazón que alimentó.
Y en su pedestal aparecen estas palabras:
"¡Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:
Contempla mis obras tú el Poderoso, y pierde toda esperanza!"
Nada queda de todo esto. Alrededor, las ruinas
De este colosal hundimiento, infinitas y desnudas
Solitarias y uniformes las arenas se extienden a lo lejos."

Refleja las impresiones de un viajero que, en pleno desierto, se encuentra ante la derruida estatua de quien en vida fuera un hombre poderoso. 
Poco importa cuánto acumulemos, parece recordarnos Shelley, a cuánto o a qué nos aferremos, finalmente el tiempo hará su trabajo y todo eso será arena.
(En: Isaac Asimov: "Historia de los egipcios", 1993)

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