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Intentar en no pensar en lo que nos afecta..no nos ayuda..

Contra los males del amor solo se necesitan dos cosas: tiempo y tierra. Dejar pasar el tiempo y poner tierra de por medio. Pero un grave error es forzarnos a no pensar en ese amor perdido o no correspondido. ¿Por qué? La respuesta está en un oso blanco.

Este es el experimento al que sometió a sus alumnos Daniel Wegner, un profesor de psicología de Harvard. Después les pidió que hablaran durante cinco minutos sobre cualquier cosa que se les ocurriera. "Mencionaron un oso blanco enseguida", comenta Wegner. "Si después les pedía que pensaran en cualquier cosa, mencionaban más veces a un oso blanco que a los que les dije que pensaran en él".

Un experimento tan sencillo como éste nos revela lo difícil que resulta cumplir con lo que consciente y libremente hemos escogido.
El experimento del oso blanco de Wegner –que se ha repetido hasta con animales imposibles como un conejo verde- se engloba en lo que se conoce como supresión del pensamiento, dejar de tener en la mente ciertas ideas. Como técnica de control mental, puede crear obsesiones.

De acuerdo con algunos estudios, los pensamientos reprimidos pueden resurgir o manifiestarse en el futuro en forma de sueños. El psicólogo Daniel M. Wegner lo demuestra en su experimento sobre los efectos de la supresión de pensamientos.
El rebote de pensamientos es lo que sucede cuando las personas tratan de reprimir un pensamiento o un recuerdo. La respuesta inmediata de la mente a los pensamientos indeseables es tratar de olvidarse de ellos, empujándolos de vuelta a su subconsciente. Pero en lugar de hacer el bien, estos pensamientos tienden a arrastrarse de regreso a nuestra mente en forma de sueños, empeorando la situación en algunos casos.
El profesor Daniel M. Wegner y sus colega en s1987  llevaron a cabo su experimento en torno al fenómeno del rebote de pensamientos, elaborando la tan famosa interpretación de los sueños de Sigmund Freud. Su teoría explica que los deseos reprimidos durante el día encuentran su expresión en los sueños, manifiestando un rebote de pensamientos y estudiar la capacidad de la mente para suprimir pensamientos no deseados.
Método
Se les pidió a los sujetos que trataran de no pensar en un oso blanco durante 5 minutos y que los 5 minutos posteriores pensaran en el oso blanco. Durante el experimento, los participantes dijeron en voz alta cualquier pensamiento que estaban teniendo y cada vez que pensaban en el oso blanco, tocaban una campana.
Luego, Wegner y sus colegas estudiaron los sueños de 295 estudiantes. Antes de que los sujetos se fueran a dormir, pasaron 5 minutos escribiendo sus pensamientos. La orden principal era no pensar en una persona específica a quien consideraran un amigo o les gustara y sí pensar en esa persona o simplemente escribir las iniciales de la persona.
Resultados
Los resultados del experimento del oso demuestran que los participantes que intentaron reprimir sus pensamientos tocaron la campana casi dos veces más que los sujetos del grupo de control. Aparentemente, el mismo acto de tratar de reprimir un pensamiento hizo que luchara aún más fuerte para volver.
Las observaciones que se obtuvieron fueron las siguientes:
·         A las personas en general les fue muy difícil deshacerse de los pensamientos.
·     Cuando debían pensar en el oso blanco los que intentaron suprimir los pensamientos en la primera prueba, generaron más en la segunda. Efecto rebote.
Los sujetos del último experimento indicaron que al despertarse por la mañana, habían soñado con la persona en la que habían pensado antes de irse a la cama o habían tratado de no pensar la noche anterior. Aproximadamente un tercio de los que trataron de no pensar en la persona soñaron con ella, mientras que sólo una cuarta parte del grupo de pacientes que debía pensar en la persona o se le pidió que escribiera sus iniciales lo hizo.
Conclusión
El rebote de pensamientos se manifiesta en otros estudios de investigación similares. Se observó que los resultados eran los mismos aun cuando a las personas no se les ordenaba directamente suprimir determinados pensamientos sino que se los animaba a hacerlo a través de formas sutiles de manipulación. Posteriormente, esto fue denominado Efecto Rebote Post-Supresión y es considerado fundamental para muchos aspectos de nuestras experiencias de la vida cotidiana.
Aplicación
En situaciones muy diversas, la gente utiliza la supresión de pensamientos, a veces incluso sin saberlo. Un ejemplo de esto sucede cuando se trata de antojos de sustancias o incluso con un amor que se alejo. Para aquellos que están tratando de superar una adicción, o, por ejemplo, tratando de dejar de fumar o ponerse a dieta o dejar de pensar en alguien, el sujeto puede utilizar la supresión de pensamientos para combatir la ansiedad, pero se demostró que esto puede ser contraproducente debido al rebote de pensamientos. Un estudio descubrió que los fumadores que trataron de reprimir los pensamientos acerca de fumar tuvieron antojos más fuertes que los que no trataron de reprimir sus pensamientos (Salkovkis y Reynolds, 1994). En otras situaciones en donde encontramos supresión de pensamientos es en los casos de recuerdos intrusivos y depresión.
Dicho de otro modo: si nos pasamos el día apartando de nuestra mente la imagen de quien nos ha roto el corazón, no podremos de dejar de pensar en ella e incluso estará más presente. Es mucho peor que tenerla todo el día en la cabeza: "Puedes llegar a cansarte si piensas siempre en algo. Intentar no hacerlo es lo que lo mantiene en nuestra cabeza", sentencia Wegner, un físico metido a psicólogo que colecciona gafas con narices y mostacho de Groucho Marx.

PNL y el Lenguaje de Milton
En PNL se denomina anclaje a la asociación de una emoción con cualquier estímulo, lo que incluye imágenes, sonidos, sensaciones, pensamientos u otras emociones. Es posible realizar ese anclaje controladamente en pocos segundos, ya que no es más que un uso voluntario del proceso que emplea nuestro subconsciente para generar los recuerdos y los patrones de estímulo-respuesta. Por tanto, podemos generar una asociación de una emoción intensa con un pensamiento cualquiera. Para facilitar la creación del estímulo-respuesta se emplea el lenguaje de Milton, modelización que hicieron los creadores de PNL de la forma de trabajo terapéutico de Milton Erickson, desarrollador de la hipnosis ericksoniana. Milton, con el simple uso del lenguaje, lograba inducir estados hipnóticos o evocar emociones intensas empleando las reglas operativas del subconsciente. El empleo de mensajes generales, con dobles sentidos y elipsis e, incluso, oximorones provoca que la mente tenga que rellenar la información que falta, empleando para ello su propio contexto, debiendo acceder a los recuerdos, activando las emociones allí almacenadas. Si además se construye una frase sin un significado claro o inesperado para el espectador, su cerebro entrará en un proceso profundo de nuevas asociaciones en el que es fácilmente influenciable, asegurando la creación del enlace pensamiento-emoción. Todas estas reglas son conocidas desde hace mucho tiempo y empleadas extensamente por la propaganda, con el fin de crear una relación entre un estado emocional y un producto, que en algunas personas puede llegar a ser obsesivo (fanatismos).
Cómo crear un pensamiento obsesivo
Teniendo en cuenta estos mecanismos básicos de la mente, si se quisiera generar un pensamiento obsesivo, lo único que habría que hacer es anclarlo con una o varias emociones intensas y proveer un entorno que facilite el desencadenamiento de la asociación. Éste es el contexto en el que se realizó el experimento de Wegner y que puede explicar sus resultados:
En un primer momento se le dijo a los participantes que no deberían pensar en un "oso blanco". Ya sabemos por las experiencias de Milton, entre otros, que la transferencia de información implica una decodificación por parte del receptor que le obliga a procesar lo que se recibe, lo cual se hace, generalmente, en forma de imágenes. Luego es fácil que se fracase nada más escuchar que "no se debe pensar en un oso blanco". Este "fracaso" se asociará con otros ya vividos y aparecerán las emociones almacenadas en los recuerdos. Con lo que ya se dispone de los elementos necesarios para el anclaje: el pensamiento y emoción. El elemento diferenciador entre los participantes será la intensidad de la respuesta a ese "fracaso" que marca la importancia de no volver a vivirlo y el nivel de estrés consiguiente. Este efecto es de sobra conocido por todos los que hayan intentado la meditación de silencio, parando los pensamientos, por primera vez. Si además se provee de otros ítems para asociar a las emociones, como la campana para indicar que se ha vuelto a pensar en el oso blanco, en el segundo intento tendremos todavía más dificultades para detener la avalancha de pensamientos asociativos emocionalmente reforzados. El efecto rebote.
Pensamientos, represión y realidad
Con lo que hemos inducido de este experimento podemos atrevernos a dar el paso al mundo real y explicar por qué a algunas personas, realmente son la mayoría, les es tan difícil pensar en positivo y parar la avalancha de ideas negativas que se desencadena en ciertos momentos. Para ello, lo primero que hemos de tener en cuenta es quenuestro consciente no es el que genera los pensamientos. Una prueba muy sencilla para esta afirmación es preguntarte cuál va a ser tu próximo pensamiento. De hecho, esa es una de las técnicas que se emplea para parar el pensamiento en las meditaciones ;).
En realidad, los pensamientos se generan continuamente en la mente subconsciente desencadenados por asociaciones libres y el consciente se dedica a supervisar o dirigir hacia donde quiere que vayan los nuevos pensamientos. Este es el proceso normal, pero cuando aparece un pensamiento con una emoción intensa asociada se dispara autónomamente la respuesta de estrés que comenzará a reducir las capacidades del consciente de dirigir ese flujo de ideas. Si en ese momento intentamos reprimirlas, juzgándonos duramente por ello, estamos incrementando la respuesta emocional y abriendo la posibilidad de que la nueva emoción se ancle con el pensamiento, empeorando el proceso y facilitando la entrada en el bucle de emociones y pensamientos
Otro punto clave es que la verosimilitud de lo que pensamos o imaginamos también depende de la intensidad de nuestras emocionesSentimos que algo es cierto o falso y esa sensación no tiene por qué respaldar la realidad. Cuando entramos en la espiral negativa, lo que imaginamos sobre el futuro siempre es peor que la realidad en sí, pero lo sentimos como posible y nos juzgamos como si estuviese pasando realmente.
Si a estos procesos automáticos se les suma un entorno que favorece la asociación, tenemos el terreno perfecto para que se desarrollen las depresiones y comportamientos compulsivos caracterizados por pensamientos recurrentes.
La pizarra o cómo deshacerte de los pensamientos recurrentes

La pregunta que nos queda por responder es: ¿qué hacer para romper ese bucle? La solución estriba en tratar aquello que hace importante y creíble los pensamientos: liberar las emociones asociadas a ellos.
Para conseguir nuestro propósito vamos a utilizar una de las reglas de comunicación que emplea nuestro subconsciente: los detalles de las imágenes en nuestra mente. El término técnico que emplean en PNL es "submodalidad" y se puede resumir con el siguiente ejemplo. Si al imaginar un perro me da miedo y hago su imagen muy pequeña, llegará un punto en el que deje de sentir el temor. Lo mismo ocurre si lo hago exageradamente grande. Habrá un momento en el que no será creíble y deje de afectarme. Este efecto es al que nos referimos cuando hablamos de los detalles de la imagen y es bidireccional: el subconsciente nos comunica información emocional a través de los detalles de la imagen; si los modificamos le estamos diciendo que también él debe cambiar esa información interna y, por supuesto, lo cumple.
Bien ya sabemos la teoría y ahora vamos a la práctica con la técnica de la pizarra:
Paso 1: imaginamos delante de nosotros una pizarra, o cualquier otro elemento, en la que escribiremos nuestro pensamiento negativo (como en la imagen). Lo siguiente es hacernos consciente de cómo nos hace sentir la pizarra y el mensaje. Por último, mandamos al infinito la pizarra para que desaparezca o la borramos, con lo que estamos diciéndole al subconsciente que lo que estaba escrito no es importante y él lo traducirá liberando la emoción que le otorgaba peso.
Es importante tener en cuenta que para que funcione la técnica es necesario que el subconsciente "se trague" lo que imaginas. Si sientes que no es creíble puedes añadir detalles para reforzar el efecto. Trazar en el aire las letras con los dedos, incluir el sonido de la tiza al escribir y el del borrador, utilizar un papel y un boli reales. Todos estos elementos, y los que se te ocurran, ayudan a que el subconsciente admita que tus imágenes mentales son válidas y haga que actúe el proceso.
Paso 2: repetimos el paso 1, fijándonos en qué detalles cambian con respecto a la vez anterior (tipo de letra, fluidez y presión al escribir, tamaño de la pizarra y letra, etc.) para comprobar que el subconsciente nos hace caso.
Y no hay más trucos. Normalmente, dependiendo de la intensidad del pensamiento negativo, tendremos que repetir "de varias a muchas veces" el proceso. Para que no te aburras está el paso 2, y sorpréndete de los cambios que se van produciendo, pues pueden ser muy curiosos.
El pensamiento negativo y la meditación
Todo este sistema que acabamos de detallar es precisamente el que se produce inconscientemente cuando en una meditación se llega al estado contemplativo y se permite que "los pensamientos vengan y se vayan sin juicios". En el estado de observación no hay represión y, por tanto, en cuanto te haces consciente de las tensiones o emociones del cuerpo éstas se liberan. Si permites que el pensamiento venga, aparecerá también la emoción asociada y en ese momento, al focalizar tu atención, se produce la liberación emocional, de manera que el pensamiento pierde parte de su importancia, llegando a desaparecer del consciente. Si quisieras hacer un trabajo más profundo y duradero, cada vez que venga un pensamiento negativo a tu mente atrápalo y mantén tu atención en él hasta que vuelva el estado de Paz. De ese modo te aseguras que has descargado toda la emoción asociada a él y que nunca vuelva.
Conclusión
El pensamiento negativo no es el problema. Es el síntoma de las emociones que lo soportan. Lo que hace que se fortalezca es el intentar evitarlo o reprimirlo, que es lo que puede llegar a producirse si nos esforzamos en tener pensamientos positivos y apartar los negativos. Por tanto, te proponemos hacer todo lo contrario de lo que nos han enseñado tantas vecesLos pensamiento negativos al igual que nuestro entorno son el espejo que refleja nuestro interior. Aprovecha y si tienes un pensamiento que te incomoda quédatelo, emplea la pizarra con él hasta que llegues a sentir paz con él y ¡sorpréndete del resultado! Hasta puede que lo quieras compartir con nosotros dejando un comentario, estaremos encantados de leerlo.

Fuente: www.libertademocional.es y una pequeña colaboracion de Muy Intersante.

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