Diversos estudios han demostrado que
existe una reorganización de circuitos cerebrales y que además existe una
producción de nuevas neuronas en el cerebro adulto. "Uno de los aspectos
más fascinantes de la plasticidad -la capacidad de adaptarse a los cambios- se
da a nivel de la sinapsis, que es el encuentro entre dos neuronas, o sea, la
conexión entre partes de dos neuronas", dijo el experto.
"Cada vez que nos enfrentamos a una situación
nueva, hay sinapsis que se fortalecen y sinapsis que se debilitan. Esto quiere
decir que cada experiencia modifica nuestro cerebro".
Pero esta neuroplasticidad no sólo existe a nivel de
la sinapsis, sino también a nivel de las redes neuronales. "Por ejemplo,
si un hemisferio se lesiona el hemisferio intacto puede tomar algunas funciones
del dañado", explicó Manes. El cerebro compensa de alguna manera al
reorganizar y formar nuevas conexiones.
Es evidente que la plasticidad fue clave en la
evolución de las especies y que permitió a los humanos adaptarse al cambio.
La serie #CerebrosenRed propone ir develando estos enigmas con información,
estadísticas y documentos exclusivos acerca del funcionamiento del órgano más
fundamental de nuestro cuerpo.
Miles de veces hemos escuchado que determinado hecho ocurrido a una persona le había cambiado la vida, las neurociencias explican que lo que le ha cambiado al vivir ese hecho es nada menos que su cerebro .
A lo largo de nuestra vida, nuestro cerebro va cambiando de manera constante. La experiencia y el ambiente modifican los circuitos neuronales y regulan la expresión de nuestros genes.
Nuestro cerebro es fundamentalmente un órgano adaptativo.
La neuroplasticidad es la capacidad del sistema nervioso para modificarse o adaptarse a los cambios. Este mecanismo permite a las neuronas reorganizarse formando nuevas conexiones y ajustar sus actividades en respuesta a nuevas situaciones o a cambios en el entorno.
La neuroplasticidad rompe, de esta manera, un dogma que existía previamente por el cual se creía que el sistema nervioso era una estructura rígida e inmodificable. Esta creencia postulaba que se nacía con una cantidad de neuronas predeterminada y éstas se conectaban entre sí de una determinada manera para siempre. Este concepto existió durante mucho tiempo hasta que diversos experimentos mostraron que el sistema nervioso tiene la capacidad de modificarse y cambiar incluso en la edad adulta .
Tanto es así, que hoy se ha demostrado que existe producción de nuevas neuronas en algunas regiones del cerebro adulto de distintas especies.
Fernando Nottebohm, investigador argentino que trabaja en Nueva York, probó que el repertorio de cantos de los canarios, que varían según la época del año, responde a los cambios que se van produciendo estacionalmente en distintas poblaciones celulares de su sistema nervioso. Y que esto sucedía porque se generaban nuevas poblaciones de neuronas.
Investigaciones de otro argentino, Alejandro Schinder del Instituto Leloir, aportaron otro concepto importante: estas nuevas neuronas tienen además la capacidad de integrarse exitosamente a circuitos ya existentes y ser funcionales; imitan el comportamiento de las neuronas vecinas y logran así cumplir su misma función.
Existe la neuroplasticidad a diferentes niveles: a nivel molecular, a nivel celular, a nivel de las conexiones de las células del sistema nervioso entre sí (circuitos).
Uno de los desarrollos fundamentales de la plasticidad se da a nivel de la conexión entre las neuronas (la denominada “sinapsis”). La plasticidad sináptica es la capacidad que las neuronas tienen para alterar su capacidad de comunicación entre ellas. Cada vez que nos enfrentamos a una nueva pieza de información que se debe almacenar en nuestra memoria, se generan nuevas sinapsis, se fortalecen otras, algunas se debilitan y otras se podan. Este proceso representa un mecanismo evolutivo fundamental de aprendizaje, presente en organismos básicos como la aplysia (un molusco) y complejos como nosotros.
También evidenciamos plasticidad cerebral a nivel de grandes circuitos: si un hemisferio cerebral se lesiona, el hemisferio intacto puede -a veces- llevar a cabo algunas de las funciones de su par afectado. Esto sucedería porque se desenmascaran conexiones de circuitos neuronales preexistentes pero que eran poco funcionales hasta ese momento.
El cerebro es capaz así de compensar parcialmente el daño, reorganizando y formando nuevas conexiones entre neuronas intactas .
Es evidente que la neuroplasticidad constituyó uno de los principales mecanismos a través de los cuales las especies fueron evolucionando a lo largo del tiempo, adaptándose así a cambios del ambiente más allá de aquello que estaba predeterminado genéticamente. Porque si todo cambia, como dice la canción, no es extraño que también cambie nuestro cerebro.
*Facundo Manes www.facundomanes.com Director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Presidente del Grupo de Investigación en Neurología Cognitiva de la Federación Mundial de Neurología.
Fuente: Diario Clarin e Infobae
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