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Las personas creativas son más vulnerables a la depresión y las adicciones

Así lo revelan estudios científicos; asimismo, la Organización Mundial de la Salud estima que hay más de 350 millones de personas que sufren depresión en el mundo

PARÍS, La celebridad y la riqueza no cambian gran cosa la vida. Actores, músicos o escritores están más expuestos a la depresión y las adicciones, como el actor norteamericano Robin Williams, fallecido ayer, que el común de los mortales, según expertos consultados por AFP.
Artistas como Jim Carrey, Catherine Zeta-Jones, Mel Gibson o Demi Lovato admitieron en público sufrir depresión asociada o no a las drogas o el alcohol. Philip Seymour Hoffman había admitido problemas de adicción que terminaron por costarle la vida en febrero pasado.
Según la Organización mundial de la salud, más de 350 millones de personas de todas las edades sufren de depresión en el mundo. "En su forma más severa, puede conducir al suicidio", según la OMS, que habla de una estimación de un millón de muertos por año".
La encargada de prensa de Robin Williams, Mara Buxbaum, explicó que el actor de "En busca del destino" padecía últimamente una depresión severa. Según la policía, la causa probable de su fallecimiento es "un suicidio por asfixia".
Para el profesor Michel Reynaud, jefe del departamento de psiquiatría y adictología del hospital Paul Brousse, existe un vínculo entre talento creativo, depresión y adicciones.
"Los artistas son a menudo gente más sensible, que siente más fuerte las emociones. Eso genera en general escritores, poetas, músicos, actores de gran calidad, aunque detrás hay a menudo personas ansiosas, deprimidas, angustiadas o bipolares", comenta.
Abundancia de drogas y alcohol coinciden a menudo en el entorno hedonista, festivo y adinerado de los artistas famosos. A ello hay que agregar la presión del éxito sobre los actores que viven "en una especie de exaltación narcisista". "Dicen a menudo que se juegan la vida y su narcisismo en cada película".
SIN MOTIVO CLARAMENTE IDENTIFICADO
"Hay estudios anteriores que vinculan talento creativo y problemas de salud mental, aunque el mecanismo exacto siga siendo un misterio, comenta el profesor Vikram Patel, director del Centro británico de salud mental mundial.
El vínculo entre depresión, bipolaridad y adicción también se ha verificado y según el profesor Reynaud, "entre un tercio y 50% de los adictos tienen depresión y la mitad de los bipolares tienen problemas de adicción".
"Y las adicciones en sí mismas acarrean síndromes depresivos, a menudo graves, durante los cuales las personas pueden quitarse la vida", agrega.
Un estudio del Journal of Phenomenological Psychology en 2009 aseguraba que aunque la fama traiga riqueza, privilegios e "inmortalidad simbólica", existe un precio mental a pagar por un estatuto que aisla a las personas, las vuelve desconfiadas de los demás y puede conducir a una separación entre la "persona famosa" y la "persona privada".
Para Jeffrey Borenstein, presidente de la Brain and Behaviour Research de New York, "a la gente le cuesta entender porqué alguien que parece tenerlo todo puede ser depresivo".
"A menudo se piensa que la depresión ocurre a causa de una dificultad de la vida, y a veces es así, pero a menudo la depresión llega sin motivo claramente identificado", agrega.
Los medios artísticos no son los únicos involucrados, destaca Reynaud, citando entre otros a los operadores de bolsa. "Hay profesiones que están más expuestas que otras cuando el modo de vida está alterado, la presión es fuerte y el acceso a los productos es fácil", resume.
Motivos e indicadores
Apatía, desgano, falta de interés por el trabajo, así como por el placer, pérdida o exceso de apetito, insomnio, llanto, tristeza, sensación de vacío, pérdida de esperanza, falta de proyectos futuros. Todos pueden ser indicadores de depresión. Sin embargo, también pueden confundirse con un profundo estado de tristeza como el que representa un duelo. Por eso es que se recomienda que siempre el diagnóstico debe ser evaluado por un especialista.
En la actualidad, muchas son las personas que recurren a internet para buscar respuesta a su estado de ánimo. "Por qué estoy soltera?" "Por qué estoy cansada?" "Por qué estoy triste?" son las búsquedas que aparecen entre los primeros lugares si uno comienza a escribir "Por qué..". Cabe destacar que, en líneas generales, los buscadores ofrecen opciones de "autocompletado" en función del historial del usuario.
Infobae consultó al doctor Rafael Groisman, médico psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) para conocer qué reflejan estas búsquedas.
"El preguntarse es saludable. Los contenidos de las preguntas podrían hablar de factores que estarían ligados a la depresión", destacó el especialista, quien remarcó que "es muy conocido que la soledad mantenida en el tiempo se asocia con depresión y enfermedades".
Tras asegurar que "si hay muchos que se preguntan, es bueno y hay que orientarlos", Groisman aclaró que "las inquietudes pueden llevar a una detección temprana de la depresión, pero el hecho de hacerse preguntas no refiere necesariamente a estar depresivo".
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a más de 350 millones de personas en el mundo y puede convertirse en un problema de salud serio.
Si bien el organismo estimó que más de la mitad de las personas que padecen depresión no reciben tratamiento, tasa que se eleva hasta el 90% en algunos países, el profesor Juan Carlos Stagnaro, director del Departamento de Salud Mental de la Faculdad de Medicina UBA dijo que "no se debe sobrediagnosticar la depresión; siempre hay que consultar primero con el médico de cabecera y junto con él decidir si es necesario que se derive a un especialista".
"Cuando la depresión no se trata hay ciertos factores de riesgo que se incrementan y que pueden desencadenar en enfermedades orgánicas o metabólicas como la diabetes. Todo eso va a incrementar las posibilidades de daño. Los casos extremos pueden derivar en tentativa de suicidio", consideró Groisman, quien al momento de hablar de las causas, explicó que "no se puede negar que hay factores económicos sociales y políticos que ejercen su influencia en el cuadro. Cuando más posibilidad de inestabilidad, crisis y todo lo que lleve a un estrés que se mantenga en el tiempo, va a favorecer el desarrollo y desencadenamiento".
Sin embargo, "es muy importante tener en cuenta factores biológicos, psicológicos y sociales. Todo aquello que haga tambalear valores y produzca incertidumbres pueden predisponer el estrés y hay personas más vulnerables que otras", insistió.
En ese sentido, Stagnaro resaltó que la depresión "se trata de un trastorno que puede acoplarse a muchos otros trastornos mentales o aparecer solo". Y consideró que "los factores son multidimencionales: mayor predisposición del sujeto por causas familiares o hereditarias, factores psicológicos, factores externos. Siempre es una suma de factores que hay que estudiar para cada caso particular".
Tras destacar que "la tendencia de incremento es cierta", Groisman aseguró que "la OMS lo viene advirtiendo: para 2020 la depresión va a estar entre las primeras causas de mortalidad".
Otra línea de pensamiento es la que considera a la depresión como un síntoma de la inflamación en el sistema nervioso, y no una enfermedad en sí misma. Tal es la conclusión a la que arribó el osteópata Gary Kaplan, quien dirige el Centro de Medicina Integral Kaplan. Para él, "es posible modificar el riesgo de la depresión mediante la reducción de la neuroinflamación. Y estos resultados son completamente consistentes con la depresión como una enfermedad inflamatoria".
Sin ir más lejos, la mujer del actor norteamericano Robin Williams que esta semana se quitó la vida, contó que su marido "luchaba contra la depresión, la ansiedad y los primeros estadios de la enfermedad de Parkinson, de la que todavía no estaba preparado para hablar públicamente".
Ellas se deprimen más que ellos
Groisman destacó que la depresión afecta más a las mujeres por una predisposición hormonal y genética, mientras que Stagnaro consideró que "socialmente la depresión está más permitida en la mujer".
"La mujer parece ser más vulnerable y puede demostrarlo más. El hombre no se permite la debilidad, el llanto, la tristeza. Lo demuestra menos", concluyó.
Sobre el tratamiento, Groisman explicó que "se trata de un padecimiento que puede tener muy buena respuesta, cuanto más precoz es la detección, mejor es la respuesta".
El abordaje suele combinar psicoterapia con medicación, aunque no todos los casos requieren de fármacos.
Acerca del incremento de casos, Stagnaro dio una visión "positiva". "El aumento de la depresión es una estadística a mundial, pero ocurre que no sólo hay más casos sino que se detectan más porque se conoce mejor al cuadro. Lo que antes pasaba inadvertido ahora se lo identifica y entra en la estadística. Por eso es fundamental que el sistema de salud de atención primaria aumente la capacidad del personal para detectarla a tiempo".
La sombra de la creatividad: depresión + ansiedad x locura = ¿genialidad?
La vida del célebre pintor noruego Edvard Munch estuvo repleta de ansiedad y alucinaciones.
El pintor, quien murió hace 70 años, creó una de las obras maestras más reconocidas de la historia: El grito, el cual se gestó en una siniestra visión mientras permanecía de pie a la orilla del río Fiordo de Oslo.
"El sol comenzó a ponerse. De repente el cielo se volvió rojo sangre", escribió. "Me quedé ahí parado, temblando de ansiedad, y sentí un grito interminable atravesando la naturaleza”.
Se cree que la pintura representa la angustia del hombre moderno, la cual Munch experimentó profundamente a lo largo de su vida, pero que veía como un impulsor indispensable de su arte. "Mi temor a la vida es necesario para mí, como lo es mi enfermedad. Son indistinguibles de mí y su destrucción destruiría mi arte", escribió en su diario.
Munch es uno de los artistas de más alto perfil que caminaron en el límite entre el talento extremo y el tormento, pero no es el único.
Vincent van Gogh, quien se cortó la oreja después de una discusión con su amigo Paul Gauguin y tiempo después se suicidó, oscilaba entre la genialidad y la locura.
En una carta a su hermano Theo, en 1888, escribió: "Soy incapaz de describir exactamente cuál es mi problema. De cuando en cuando tengo ataques horribles de ansiedad, aparentemente sin motivo, y otras veces una sensación de vacío y fatiga en la cabeza... a veces tengo ataques de melancolía y de remordimientos atroces".
Las luchas personales de estos pintores todavía resuenan en la cultura popular y dieron lugar a la creencia de que los artistas son más susceptibles a una serie de enfermedades mentales, incluidas el trastorno bipolar y la esquizofrenia.
Varias investigaciones sugieren que hay algo de verdad en esa suposición popular. La locura puede acechar donde reside la creatividad.
El lado oscuro de la creatividad  
Los psicólogos han estado fascinados con este potencial vínculo durante décadas. En los primeros y más rudimentarios estudios se examinó a personas destacadas de varios campos, incluidos la literatura y las artes.
En estos estudios se encontró que las personas creativas tenían una cantidad inusualmente elevada de trastornos del ánimo. Charles Dickens, Tennessee Williams y Eugene O'Neill parecían tener depresión clínica, al igual que Ernest Hemingway, Leo Tolstoy y Virginia Woolf. La poetisa Sylvia Plath, como bien se sabe, se suicidó con el gas del horno mientras sus dos hijos dormían.
Jackson Pollock tenía depresión y alcoholismo, problemas que a veces se reflejaban en sus vastos y caóticos lienzos, como Circuncisión.
Los críticos señalaron que estos estudios se enfocaron en grupos muy específicos de personas enormemente exitosas y que se basaron en la evidencia anecdótica.
En estudios posteriores se incluyeron más casos. Simon Kyaga dirigió a un equipo de investigadores en el Instituto Karolinska de Suecia.
Estudiaron a 1.2 millones de suecos que estaban en un registro de pacientes psiquiátricos, y también dieron seguimiento a sus familiares. Los pacientes presentaban condiciones como esquizofrenia, depresión, TDAH (siglas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y síndrome de ansiedad.
Los científicos descubrieron que las personas que trabajan en áreas creativas, como los bailarines, fotógrafos y autores, tenían un 8% más de probabilidades de vivir con trastorno bipolar. Los escritores tuvieron un sorprendente 121% más de probabilidad de tener esa condición y casi un 50% más de probabilidad de suicidarse, en comparación con la población en general.
También encontraron que las personas con profesiones creativas tenían mucho más probabilidad de tener familiares con esquizofrenia, trastorno bipolar, anorexia y autismo.
En estudios recientes sobre familiares, se detectó que podría haber un rasgo hereditario que da lugar a la creatividad y a las enfermedades mentales.
Algunas personas pueden heredar una variación de este rasgo que fomenta la creatividad sin la carga de la enfermedad mental, mientras que otros pueden heredar una versión amplificada, que agudiza la ansiedad, la depresión y las alucinaciones.
Hay evidencia anecdótica que respalda esta conexión. El hijo de Albert Einstein vivió con esquizofrenia, al igual que la hija de James Joyce. La familia de Hemingway ha luchado contra la enfermedad mental durante al menos cuatro generaciones.
Keri Szaboles, un psiquiatra de la Universidad Semmelweis, en Hungría, estudió el papel más directo que pueden jugar los genes.
Szaboles les dio a 128 participantes una prueba de creatividad, seguida de un examen de sangre. El resultado fue que quienes demostraron tener más creatividad tenían un gen asociado con trastornos mentales.
¿Como funciona el supuesto 'gen' de la creatividad-locura?
Los psicólogos establecieron un vínculo entre las enfermedades mentales y la creatividad, pero aún reúnen los mecanismos que lo sustentan.
En septiembre de 2013, el neurocientífico Andreas Fink y sus colegas en la Universidad de Graz en Austria publicaron un estudio que comparaba el cerebro de la gente creativa con el de las personas que tienen esquizotipia.
La esquizotipia es una manifestación menos grave de esquizofrenia. La gente que tiene esta condición puede mostrar raras creencias (como creer en alienígenas) o conductas (como usar ropa inadecuada). A diferencia de las personas con esquizofrenia, no tienen delirios y no están desconectados de la realidad.
Fink y su equipo reclutaron a participantes que mostraban bajos y altos niveles de esquizotipia. Analizaron sus cerebros en una máquina de imágenes de resonancia magnética funcional y les pidieron que plantearan formas novedosas de usar los objetos de uso diario. Luego evaluaron la originalidad de sus respuestas.
Surgió un patrón interesante. El precúneo derecho ―una región cerebral relacionada con la atención y la concentración― se encendió durante la generación de ideas en los cerebros de quienes presentaban un alto nivel de esquizotipia y los que obtuvieron la mayor calificación en originalidad. Normalmente, esta región se desactiva durante una tarea compleja, lo que se cree que ayuda a la persona a concentrarse.
Puesto de forma más sencilla: en los resultados se sugiere que los creativos y las personas con altos niveles de esquizotipia absorben más información y son menos capaces de ignorar detalles superfluos. Su cerebro no les permite filtrar.
Scott Barry Kaufman, un psicólogo estadounidense y escritor de Scientific Americanresumió los resultados de esta forma: "Parece que la clave para la cognición creativa es abrir las compuertas y dejar entrar toda la información que sea posible", escribe. "Porque nunca sabes; algunas veces las asociaciones más extrañas pueden convertirse en las ideas más productivamente creativas".
Claramente algunas personas sufren por su arte y claramente algo del arte se deriva del sufrimiento. Pero sería impreciso decir que todos los creativos corren el riesgo de tener enfermedades mentales.

Kyaga, el profesor sueco, señala que los bailarines, directores y artistas visuales mostraron enfermedades mentales con menos frecuencia que la población general.
Fuentes: CNN, AFP,  La Nacion e Infobae





La capacidad del cerebro para hacer frente de manera efectiva al estrés y ser menos susceptibles de caer en depresión viene dada por un solo tipo de proteína, de acuerdo con un nuevo estudio llevado a cabo en la Escuela Icahn de Medicina del Monte Sinaí (EEUU).

En su investigación, publicada en la revista Nature, los expertos indican que esta proteína es la beta-catenina, que se expresa en el cerebro y que cuenta con muchas funciones biológicas importantes. Los científicos realizaron un experimento con ratones a los que expusieron a estrés social crónico, descubriendo que la actividad de esta proteína en las neuronas D2 en el nucleo accumbens (sistema motivacional) accionaban la resistencia. Es decir, los ratones que tenían activada la proteína b-catenina estaban protegidos contra el estrés, mientras que los que tenían la proteína inactiva, desarrollaron signos de depresión en su comportamiento. Tras activar la b-catenina en los ratones estresados, comprobaron que este cambio reforzó su capacidad de resistencia al estrés.

“Nuestros resultados son distintos respecto a la serotonita y otros neurotransmisores implicados previamente en la depresión o la capacidad de resistencia contra ella. Estos datos proporcionan una nueva vía para encontrar nuevos antidepresivos potencialmente más eficaces”, aclara, Eric J. Nestler, líder del estudio.
Esta investigación abre un nuevo camino para comprender en profundidad las claves de la depresión y desarrollar terapias dirigidas a fortalecer la capacidad de recuperación frente al estres como modo de protegerse contra la depresión.

"Mientras que la mayoría de los esfuerzos anteriores en el descubrimiento de fármacos antidepresivos se han centrado en la manera de deshacer los malos efectos del estrés, nuestros resultados proporcionan una vía para generarnuevos antidepresivos que activan los mecanismos de resistencia natural”, aclara Nestler.
Fuente: Revista Muy Interesante

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