Martes, 5 de agosto de 2014
Se dice que el secreto de la felicidad está en las cosas simples de la vida, pero los científicos lo hallaron en la complejidad de una ecuación matemática.
Según los investigadores de una universidad británica, su trabajo muestra que la felicidad no sólo depende de la satisfacción sino de las expectativas: no se trata sólo de los logros, el gozo aumenta si nos va mejor de lo que esperábamos.
Para su estudio, el equipo de la Universidad del Colegio de Londres hizo varias pruebas con un grupo de 26 personas, a las que además les realizó resonancias magnéticas cerebrales.
Luego, los científicos pusieron a prueba su ecuación para predecir felicidad con 18.000 personas que respondieron a una encuesta a través de una aplicación para teléfonos inteligentes llamada The Great Brain Experiment (el gran experimento del cerebro).
"Podemos tomar en cuenta decisiones pasadas y resultados y predecir exactamente qué tan feliz una persona dirá que se siente en cualquier momento", dijo Robb Rutledge, autor principal del estudio que publica la revista especializada PNAS.
"El cerebro está tratando de averiguar qué deberías estar haciendo para obtener satisfacciones, así que todas las decisiones, expectativas y resultados son información que utiliza para asegurarse de que tomes buenas decisiones en el futuro. Todas las expectativas y satisfacciones recientes se combinan para determinar tu actual estado de felicidad", explicó Rutledge a la BBC.
Pensemos, por ejemplo, en un buen restaurante: tener bajas expectativas puede hacer que la experiencia sea mejor si la comida es superior a lo que se esperaba.
Pero tener expectativas positivas puede también aumentar la sensación de felicidad antes incluso de comer, porque uno anticipa el evento.
Riesgo y recompensa
"Disfrutamos cuando nos va mejor de lo que esperábamos, dicen los expertos."
Para construir su modelo matemático, los investigadores analizaron los resultados de 26 personas que realizaron tareas, en pruebas repetidas, que implicaban tanto recompensas como pérdidas económicas. Constantemente, además, se les pedía que evaluaran y comunicaran su nivel de felicidad.
Además, se hicieron resonancias magnéticas cerebrales (MRI, por sus siglas en inglés) de los participantes.
Y así observaron que la actividad en dos áreas del cerebro se correspondía con el nivel de felicidad, tal como reporta Melissa Hogenboom, de la BBC.
Estas zonas son el núcleo estriado ventral –una fuente fundamental de neuronas de dopamina– y la ínsula, un área del cerebro conocida por su importancia para varias emociones, incluida la felicidad.
Luego, los científicos aplicaron su ecuación a las más de 18.000 personas de todo el mundo que participaron a través de sus teléfonos en el juego-encuesta The Great Brain Experiment.
Aunque el experimento es mucho más simple que los eventos de la vida real, Rutledge dijo que, como en la vida real, los sujetos deben arriesgarse para obtener satisfacciones.
Mo Farah fue sin duda feliz cuando ganó la final olímpica de los 5.000m en 2012.
"Yo espero que esta ecuación matemática nos permita comprender mejor las cosas que a todos nos importan, como qué tan felices somos en general", añadió.
Su fórmula, dicen los expertos, podría usarse para estudiar la felicidad y los trastornos emocionales a escala masiva.
Comparaciones
Al ser consultado, Tom Stafford, otro científico cognitivo de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, comentó que es asombroso que la ecuación pueda predecir la felicidad con tal precisión, "especialmente teniendo en cuenta lo impredecibles que son los humanos".
"La importancia de este estudio está en la forma en que combina la actividad cerebral, el recuento computacional de satisfacción y la información a gran escala obtenida por crowdsourcing sobre cómo se siente la gente", añadió Stafford.
Sin embargo, el experto advirtió que no está claro que la ecuación pueda ofrecer respuestas las grandes preguntas sobre la felicidad en la vida real, como por ejemplo qué pareja elegir.
La ecuación, sin embargo, no explica cómo ser feliz.
Otro investigador independiente, Andrew Oswald, economista conductual de la Universidad de Warwick, dijo que es llamativo que los patrones cerebrales hayan coincidido con las respuestas de la gente en las encuestas sobre felicidad.
"El estudio también sugiere que la sensación inmediata de felicidad depende de la distancia entre lo que puedes conseguir y lo que esperas", le dijo Oswald a la BBC.
"También encaja con una gran cantidad de trabajo estadístico de los economistas que muestra que felicidad y satisfacción laboral está influenciada por el salario relativo de una persona".
"Si quieres saber qué tan feliz soy, no me preguntes por mi salario. Pregúntame cómo se compara mi salario al de otros profesores o al mío propio en el pasado", explicó Oswald.
"Es la diferencia, positiva o negativa, la que realmente importa. Somos criaturas de comparaciones y somos por lo tanto prisioneros de expectativas implícitas".
La ecuación, admitámoslo, puede resultar difícil de leer para quienes no tengan un posgrado en matemáticas. Sin embargo, cualquiera puede participar del juego para smartphones, predecir su propio momento de felicidad y también contribuir al proyecto.
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