"En el principio hay la injuria. La que cualquier persona puede oír en un momento u otro de su vida, y que es el signo de su vulnerabilidad psicológica y social.
<< Sos un ..#$%&$>> no es una simple palabra emitida casualmente. Son agresiones verbales que dejan huella en la conciencia. Son traumatismos más o menos violentos que se experimentan en el instante pero que se inscriben en la memoria y en el cuero (porque la timidez, el malestar, la vergüenza son actitudes producidas por la hostilidad del mundo exterior). Y una de las consecuencias de la injuria es moldear las relaciones con los demás y con el mundo. Y, por tanto, perfilar la personalidad, la subjetividad, el ser mismo del individuo.
<< Sos un ..#$%&$>> no es una simple palabra emitida casualmente. Son agresiones verbales que dejan huella en la conciencia. Son traumatismos más o menos violentos que se experimentan en el instante pero que se inscriben en la memoria y en el cuero (porque la timidez, el malestar, la vergüenza son actitudes producidas por la hostilidad del mundo exterior). Y una de las consecuencias de la injuria es moldear las relaciones con los demás y con el mundo. Y, por tanto, perfilar la personalidad, la subjetividad, el ser mismo del individuo.
(...)
El insulto es, pues, un veredicto. Es una sentencia casi definitiva, una condena a cadena perpetua, y con la que habrá que vivir. La persona aprende su diferencia merced al choque de la injuria y sus efectos, el principal de los cuales es sin duda el percatarse de esta asimetría fundamental que instaura el acto del lenguaje: descubro que soy una persona de la que se puede decir esto o aquello, al que se le puede decir tal o cual cosa, alguien que es objeto de miradas, divagaciones, y al que esas miradas y divagaciones estigmatizan.
El insulto me hace saber que soy una persona distinta de las demás, que no soy normal.
El insulto es pues un veredicto.../... La “nominación” produce una toma de conciencia de uno mismo como “otro” que los demás transforman en “objeto”.
(...)
La injuria me dice lo que soy en la misma medida en que me hace ser lo que soy.
ERIBON, Didier
Filósofo francés
Barcelona: Anagrama, 2001
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