Bienvenidos a mi blog y muchas gracias por su visita! Este es un espacio donde comparto lo que me gusta y lo que otros amablemente compartieron conmigo a modo de archivo personal. Refleja mis intereses, mi forma de pensar y sentir a través de los años desde que nació esta página. Espero que disfruten su estadia! Mucha suerte y ....... Buen viaje / BUENA VIDA!!
Buscar este blog
Pinceladas de locura: la enfermedad mental en el arte
‘Extracción de la piedra de la locura’, El Bosco.
El arte como purga del alma o catarsis es una idea desarrollada por Aristóteles y adoptada un par de milenios más tarde por Freud. Según el psicoanálisis, todos necesitamos una cierta dosis de catarsis (quién esté libre de neurosis que tire la primera piedra), pero más aún los afectados por trastornos mentales. Esta asociación no implica que todos los locos sean grandes artistas, pero sí que en las obras ciertos locos despunten rasgos de genialidad inauditos: si la originalidad es el ingrediente esencial de la creatividad, sólo una mente diferente puede aportar una visión singular sobre el mundo.
A continuación, una breve exposición sobre las huellas de la locura en el arte:
Van Gogh: Psicosis cicloide
La pintura tuvo para Van Gogh el efecto catártico que anticipaba Freud: El “loco del pelo rojo”, como gráficamente le definía el título de la película protagonizada por Kirk Douglas, está “obstinado en que su violencia se vuelva luz, materia pictórica”, dice Claudia Schvartz en el prólogo de ‘Últimas cartas desde la locura’, recopilación de la correspondencia que mantuvo con su hermano Theo.
‘Le Café de nuit’, “un lugar donde uno se puede volver loco y cometer un crimen”. Van Gogh.
Van Gogh sufría una “psicosis cicloide”, según el diagnóstico realizado a partir de esas cartas que realizó el psiquiatra Werner Konrad en 1996. La psicosis cicloide es una patología que alterna capítulos de la esquizofrenia y las psicosis afectivas que causa en el enfermo “episodios alternantes entre la angustia y la felicidad”.
Pero Van Gogh no sólo pensaba diferente, sino que también veía diferente, lo que explicaría el asombroso despliegue de color de sus cuadros. Una teoría sostiene que el pintor holandés sufría una xantopsia, una alteración en la percepción de los colores en la cual todos los objetos visibles tienen un tono amarillento.
Aloïse Corbaz: Psicosis
Aloïse Corbaz (1886-1964) fue una artista suiza que se enamoró perdidamente del káiser Guillermo II y al no ver su amor correspondido entró en una espiral de locura, que incluyó episodios de “agitación, delirios de grandeza y manía persecutoria”, que obligaron a ingresarla en un hospital mental en 1918.
Fue allí donde inició su incansable producción artística, primero con la poesía y más tarde con la pintura: enormes cuadros de cariz erótico que mostraban mujeres voluptuosas seduciendo a varoniles militares prusianos, elocuente representación idealizada de su amor frustrado. En sus cuadros los protagonistas nunca tienen ojos sino unas órbitas vacías y azules.
Stephen Wiltshire: Autismo
Una retentiva portentosa y una insólita capacidad para el detalle son dos de los dones del dibujante autista Stephen Wiltshire, que en 2009 pintó un enorme cuadro de 6 metros en el que representaba Nueva York desde el aire tras un breve paseo, de apenas 20 minutos, sobre la ciudad.
Wiltshire es un caso paradigmático de “síndrome del sabio”, que afecta a personas que sufren desórdenes mentales pero atesoran unas sorprendentes habilidades específicas. Se calcula que uno de cada diez autistas tienen cualidad de “sabios”.
Edward Munch: Desorden bipolar
Ninguna pintura ha logrado atrapar la angustia del individuo ante un mundo abrumador como ‘El grito’, de Edward Munch (1863-1944). El pintor noruego fue mucho más que su famoso cuadro. En su obra, dice Simón Marchán, tiene sitio “el amor y el odio, el deseo y la angustia, las pasiones y las emociones, son elevados a arquetipos de la vida anímica del hombre moderno o, incluso, de la propia condición humana”.
La azarosa vida de Munch, siempre rodeada de enfermedad, muerte y locura, quedó marcada en su profusa obra. En sus propias palabras, “la enfermedad, la locura y la muerte fueron los ángeles que rodearon mi cuna y me siguieron durante toda mi vida”. Varias fuentes modernas describen la enfermedad de Munch como un caso probable de desorden bipolar.
Louis Wain: Esquizofrenia
Louis Wain fue un pintor inglés de la época victoriana que logró una notable fama por sus dibujos de gatos antropomórficos. Wain empezó a dibujar felinos para entretener a su esposa, enferma de un cáncer que acabaría con su vida años después. Los gatos de Wein caminan, hablan, fuman y se ríen, y ocuparon tarjetas e ilustraciones de libros muchos años antes de que los mininos se convirtieran en mascotas caseras.
Pero los gatos de Wain empezaron a sufrir una mutación en torno a la 1910. Sus personajes dejaron de ser gatos que jugaban al golf para convertirse en criaturas inquietantes, de mirada salvaje y colores arrebatados. Por aquella época el comportamiento del artista empezó a cambiar, volviéndose errático y violento. En 1924 ingresó en una institución mental, enfermo de esquizofrenia. Según se especuló más tarde, la enfermedad pudo desencadenarse por la toxoplasmosis, una infección parasitaria contagiada por los gatos que tanto adoraba.
Willem de Kooning: Alzheimer
El pintor holandés Willem de Kooning (1904-1997) fue uno de los representantes más notables del llamado expresionismo abstracto tras la segunda Guerra Mundial. Su meticulosa técnica daba luz a cuadros pacientemente elaborados, que llegaban a las galerías con cuentagotas. Sin embargo, a los 60 años contrajo la enfermedad de Alzheimer y su obra sufrió una mutación, según señala el profesor de psiquiatría de la UPV José Guimón:
“Tras su tratamiento empezó a crear enormes cuadros en tan grandes cantidades (más de doscientos en un año), que inundó el mercado del arte durante los tres últimos años de vida, mientras que antes de la enfermedad, paradójicamente, le costaba meses enteros pintar uno solo. Quizá la calidad de esta pintura última no iguala a la anterior, pero la desestructuración del Alzheimer permitió una hiperproductividad.”
Las últimas obras del pintor se hicieron casi gráficas, aunque se apreciaba el intento de De Kooning por aludir a los cuadros de su primera época, antes de la enfermedad.
Autor: Iñaqui Berazaluce
Cooking Ideas
¿Tener amigos nos cambia el cerebro?
Sí. En concreto, la corteza prefrontal, una región del cerebro situada sobre los ojos, es más grande cuanto mayor es el número de amigos con los que contamos, según un estudio británico que publica la revista 'Proceedings of the Royal Society B'.
La investigación sugiere que para mantener un número de amigos necesitamos emplear una habilidad cognitiva que recibe el nombre de “mentalización”, y que se define la capacidad de entender lo que otra persona está pensando y su estado mental a partir de su comportamiento. Esta habilidad es crucial para manejar nuestro complejo mundo social, incluso para conversar con los demás (amigos o conocidos). Y aumenta cuanto mayor es el tamaño de la corteza prefrontal, según revelan las técnicas de neuroimagen usadas por Robin Dunbar y sus colegas del Instituto de Antropología Evolutiva y Cognitiva de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
“Quizás esto nos ayude a entender por qué los humanos tienen cerebros más grandes que otros primates”, sugiere Dunbar.
Revista Muy Interesante
|
El aprendizaje es progresivo
De la mano al cerebro. La mano contribuyó al desarrollo del cerebro y se convirtió en ejecutora de sus decisiones. La palabra creó un mundo cultural y simbólico. La imprenta y la educación masiva situaron en el hemisferio izquierdo la razón y en el derecho la intuición, la creatividad y las emociones. Un cable de fibras nerviosas los une, facilitando la cooperación entre estas dos formas de pensar.
Sócrates fue hijo de una partera y partero de las almas. Lo hacía preguntando: ¿qué es la belleza? ¿qué hace que lo bello sea bello? Las respuestas eran cada vez más breves hasta que el otro reconocía su ignorancia. Sócrates dijo “sólo sé que no se nada”, era partero de ideas pero no daba a luz: cada persona lo hacía conociéndose a sí misma. Escuchar la voz interior y saber lo que se quiere es lograr motivación.
Aprender a escuchar. El aprendizaje es progresivo: reproducción textual, decir con otras palabras, descifrar emociones, sintetizar, demostrar interés haciendo feedback, preguntar, mirar a la cara, tomar notas. La clave es no dialogar con uno mismo sino abrir la mente. Escuchar es construir redes de comunicación, de expertos, de conocimientos y de confianza. Tenemos dos orejas y una sola lengua para escuchar el doble de lo que decimos.
Se puede hablar sin decir y oír sin escuchar. Hay que mejorar la calidad del diálogo. Sólo el 7% es verbal, lo emocional se expresa con tonos, expresiones y ademanes. Hay que observar más lo que se hace que lo que se dice. No basta con simpatizar, empatía es sentir lo que el otro siente, saber lo que le pasa, detectar la congruencia entre lo que dice, piensa y corporiza.
La empatía crea la destreza social.
Los hombres expresan el libreto que la cultura les permite. Pueden minimizar o exagerar. Las emociones contagian y se transfieren como un virus. Quien sabe escuchar, incrementa su poder de persuasión que se mide por el grado de influencia. Los que se “meten a la gente en el bolsillo” saben conectarse. La clave es realizar un identikit auditivo.
Quien no escucha vende productos, quien sabe escuchar vende soluciones. Las mejores empresas son las que escuchan al cliente porque pueden transmitir el mensaje apropiado.
Poner la oreja. La credibilidad crece al entregarse primero para poder influir después, en lugar de dar consejos. Saber escuchar exige dejar de juzgar, crear un espacio de silencio para responder con responsabilidad, sabiendo manejar las propias emociones. Se recuerda el 5% de lo que se escucha, el 25% de lo que se ve y el 90 % de lo que se hace. Por lo tanto, hay que escuchar activamente, con entusiasmo, haciendo de la escucha un acto.
Cursos de Audición. Como escuchar es más que oír, es necesario capacitarse.
La lectura rápida y la capacidad de escucha se potencian con métodos de estudio que enseñan a jerarquizar y sintetizar los contenidos, dominando los principios del análisis y de la síntesis.
Esto contribuye a no escribir todo lo que se escucha o lo que se lee y a usar la escritura veloz para lo que es importante o significativo. La memoria es un complemento eficaz si funciona como en el cine, donde se recuerda el film sin anotaciones, repeticiones, ni repasos. La clave es poder reconstruir el original de lo escuchado o leído. Einstein decía que “estaba seguro que sabía lo que podía explicar a su abuelita”. Los mapas conceptuales y la grafosíntesis de los conceptos en imágenes, son técnicas complementarias para demostrar y ordenar el saber. Los cursos incluyen sistemas de reorganización del discurso.
El alfabeto taquigráfico
La escritura sin signos y la taquidactilografía se basan en el alfabeto tradicional, usando algunas consonantes: b c d f g h j l m n ñ p r s t v y y las vocales para construir taquigramas arbitrarios que representan los sonidos. La ortografía taquigráfica suprime o sustituye algunas letras del alfabeto corriente. La escritura fonética trabaja con las terminaciones y prefijos variando sus elementos sin alterar el conjunto fonético. Es la parte de la taquigrafía que más que contribuye a adquirir velocidad.
Las abreviaturas taquigráficas se construyen arbitrariamente e incluyen frasenogramas, que son enlaces de palabras que puedan unirse y reconocerse fácilmente. Existen abreviaturas de uso común y otras referidas al lenguaje de una actividad, de una ciencia o de un arte, que pueden subdividirse en comerciales, parlamentarias, forenses, etc.
Speed writing. Al tratarse de un método fonético la taquigrafía sin signos se adapta a cualquier idioma. Veamos algunos ejemplos.
Omitir vocales: background bkgnd /estimate estmt
Utilizar sílabas en lugar de la palabra: politics pol/ environment env
Usar abreviaturas: psychology psych/ experience exp
O números por sílabas: foreign 4n/ intuition n2ition
Frase ejemplo: The new book is big/ nu bk s bg
Muchos siglos han pasado pero todavía se asocia a la TAQUIGRAFÍA con los signos que se estudiaban en el colegio, sin saber que significa la ESCRITURA VELOZ. En esta época de cambios vertiginosos no podemos quedarnos en el pasado y repetir sus recetas en contextos distintos. Hay que apostar por el presente con los ojos puestos en el futuro, que es la forma que tiene el porvenir de intervenir en el cambio. El futuro no existe, debemos inventarlo y escribirlo con palabras cada vez más cortas, que movilicen los conceptos constructores de un pensamiento cada vez más creativo, estratégico y veloz.
Dr. Horacio Krell. Director de ILVEM, entidad dedicada al desarrollo de la inteligencia humana. horaciokrell@ilvem.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)