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El autoliderazgo como camino al liderazgo

Por: Mtro. Alfonso Benito Fraile

Una de las competencias de desarrollo personal es el liderazgo. Esta competencia la definida como la capacidad de dirigir las actividades de los miembros de un grupo y de influir en ellas es muy importante y la base de ella es el autoliderazgo, que a su vez lo podríamos definir como la capacidad de asumir las riendas de la propia vida para vivirla con sentido y responsabilidad.

Un reto: ser capaces de liderarnos a nosotros mismos.
A la hora de hablar de autoliderazgo podemos hablar de cuatro elementos esenciales:

1. Conocimiento de sí mismo o consciencia.
2. Propósito.
3. Valores.
4. Coherencia.

1. Conocimiento de sí mismo
El conocimiento de sí mismo implica pasar tiempo a solas con uno mismo para poder reflexionar acerca de nuestro propósito en la vida, de nuestros valores, y de la manera en que los estamos viviendo. El conocernos más, no nos va a hacer automáticamente más inteligentes ni mejores líderes, pero si nos va a ayudar a ser más humildes, a conocer mejor las herramientas de las que disponemos, de crecer como seres humanos, de sensibilizarnos ante las necesidades de los demás, etc.

El fin del conocimiento de uno mismo es poder ser capaces de tomar decisiones importantes para el logro de nuestros propósitos en la vida de manera que se tenga como criterio el fin de la decisión y no nuestras debilidades. En palabras de Lowney (2007) “Sólo la persona que sabe lo que quiere puede buscarlo enérgicamente. Sólo quienes han puntualizado sus debilidades pueden superarlas.” (p. 33)

El conocer y reconocer las debilidades de uno mismo, no resta autoridad ni capacidad para liderar a otros. El ser consciente y aprender a potenciar al máximo las fortalezas y lograr minimizar el impacto de las debilidades es una gran ventaja y una cualidad necesaria como líder.

2. Propósito
Un líder mueve a otros individuos a la consecución de objetivos en conjunto. Para que estos individuos estén dispuestos a alcanzar los objetivos de la organización, la misma organización debe de proveer la medida para que éstos alcancen también sus objetivos individuales.

Por lo tanto, todo líder tiene un propósito en la vida, ya sea un propósito personal o empresarial, y el éxito de dicho propósito se volcará en la medida en que pueda motivar, persuadir o influenciar a otros en la consecución de ese propósito conjunto satisfaciendo a su vez, las necesidades y objetivos de cada individuo. La motivación también se debe dirigir a uno mismo, la motivación más importante es la automotivación, aquella que nos lleva a luchar por alcanzar nuestras propias metas. ¿Cómo motivaremos a otros, si nosotros no estamos motivados?

3. Valores
Los valores los podemos definir como “los ideales que dan significado a nuestras vidas, que es reflejado mediante las prioridades que elegimos y con los que actuamos consistente y repetidamente”. Implican por un lado estar unidos al propósito de la vida, son los que le dan significado y los que nos ayudan a interpretar de una manera u otra la realidad que nos rodea. Por otro lado, los valores no son inamovibles, si no que se refuerzan por las elecciones que hacemos continuamente, cada elección que hacemos es una oportunidad de afianzar un valor, pero para ello debemos ser conscientes de los valores por los que nos estamos guiando, a veces de manera inconsciente, y los valores por los que nos queremos guiar.

Dentro de ese autoconocimiento que hablábamos antes, el líder debe de ser consciente de sus valores, ya que formarán su patrón de comportamiento, y éstos le servirán de brújula para alcanzar su visión y propósito en la vida, de tal manera que podrán cambiar muchas cosas externas pero se mantendrán las guías que le sirven de estructura a la persona. Y lo anterior, le ayudará por tanto, a tomar mejores decisiones en la vida, siempre guiado y alineado por esos valores personales.

4. Coherencia
Según Jim Kouzes y Barry Posner “la gente quiere líderes que sean creíbles. Buscamos tener fe y confianza en ellos como personas. Queremos creer que su palabra es confiable, que tienen los conocimientos y las aptitudes necesarias para conducir, y que están entusiasmados con la dirección en la que nos encaminan. La credibilidad es el cimiento del liderazgo.” (Kouzes y Posner, 1996, p. 62).

El autoliderazgo tiene mucho que ver con no engañarse, con no tener un discurso por un lado y una comportamiento por otro. Las acciones que realizamos tienen más de testimonio que los discursos que podamos dar, y nuestra coherencia y nuestra honestidad se pone de manifiesto en los actos.

Por lo tanto, este último elemento que es la coherencia es parte del autoliderazgo, al unir el “decir” con el “hacer”, y una manera muy efectiva de formar seres humanos es a través del ejemplo, y son esos comportamientos la mejor forma de comunicar lo que esperamos y queremos de los demás.

¿Cuál es tu propósito ahora?, ¿Qué quieres alcanzar en la vida?, para que a partir de ahí vayas trabajando en los medios para conseguirlo. Es un reto complicado, pero es el reto más importante, porque supone vivir la propia vida… 

Nota: fragmentos de este artículo están extraídos de, Benito Alfonso E. y Cárdenas, Bertha E. (2010): El arte del autoliderazgo, en Guibert, José M. (Coord.) e Instituto de Estudios Cooperativos (2010): Cooperativismo, Empresa y Universidad. In memoriam de Dionisio Aranzadi Tellería, sj., Universidad de Deusto, Bilbao.

Fuente: Universidad TecMilenio 

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