Hace unos días comentaba con una de las jóvenes psicólogas de mi servicio la dificultad que
existe para dar buenos consejos a la gente. Ella me hacia notar que todos nos
mostramos muy hábiles para dar consejos pero muy poco a la hora de dárnoslos a
nosotros mismos. Es verdad que tenemos como una ceguera para darnos buenos
consejos a nosotros mismos y que somos muy hábiles para detectar lo que a los
demás les conviene o les iría bien.
Pero aquí interviene
otro factor: existen personas que atraen confesiones y secretos, que operan
como atractores para que la gente les cuente cosas. Una de ellas es esta
psicóloga que es a la vez compasiva, competente, confiable, altruista y
empática. Parece que atraiga sobre sí a un montón de personas necesitadas de
conversación.
Pero lo interesante es
que no todas las personas que buscan conversación buscan encontrar una solución
para sus dilemas.
De manera que es
importante cuando se escucha a alguien discriminar si busca conversación
banal, consejos o busca simplemente revelar algún secreto.
Lo curioso de los
secretos es que son cuestiones que buscan como ser expulsadas de la mente, es así que el solo hecho de contárselo a alguien tiene efectos beneficiosos para
el que los revela. De ahí el éxito de algunas webs como esta, donde el internauta
puede de forma anónima volcar allí sus experiencias mas secretas, y que vale la
pena navegar por ella a fin de saber por donde andan las necesidades de la
gente a la hora de depositar sus secretos. Uno de los secretos mas curiosos -y
a la vez dramáticos- que encontré:
Mi padre abusaba de mi
hermana pero no de mi. ¿Es que no era lo bastante buena?
Naturalmente vivir con
esa duda (que es a su vez un secreto familiar) ha de ser algo torturante.
Pero lo interesante de
los secretos es que al volcarse no andan buscando consejo alguno. Es más, el
consejo si se produjera causa un intenso malestar y confusión en el secretista
que sólo busca su expulsión o su revelación. Y no vale cualquier tipo de
revelación, sino que ha de ir dirigida a alguna persona, no vale para este
cometido contarle secretos a la pared o al perro. Ha de ser un
interlocutor humano, divino o literario. Debe ser por eso que la
oración tiene tanto éxito y se cuenta -según algunos autores- como una
tecnología punta para reducir el estrés de las personas sometidas a la
salvaguarda de algún secreto. Lo mismo sucede con la escritura y la literatura
en general, la forma mas conocida de catarsis.
Ahora bien, ¿por qué
guardamos secretos?
Lo cierto es que en
esta cuestión hay dos tipos de secretos, aquellos que nos afectan a nosotros
mismos o aquellos que afectan a otros. Naturalmente los secretos que afectan
sólo a otros no plantean ningún tipo de contradicción, se guardan y ya está. El
secreto médico por ejemplo no plantea ningún problema al médico, puesto que en
realidad no le involucra a él mismo.
El problema de guardar
secretos procede del hecho de que al revelarlo se pierden apoyos y simpatías a
largo plazo. El desvelar algún secreto puede acarrear la exclusión social, la antipatía la aversión o la condena. Los secretos se guardan por lealtad y
miedo al perpetrador pero también como protección para evitar males mayores.
Pero el secreto pugna
por emerger.
Podríamos decir que
existen agentes cerebrales que quieren desvelarlo y otros que pugnan por
mantenerlo oculto. Hay como una guerra de dos bandos que pelean por mantener el
control.
Lo que sabemos hoy es
que los niños que han sufrido algún abuso sexual y son forzados a mantener
silencio sobre lo ocurrido presentan a largo plazo más problemas que los que no
han sido forzados a mantener el secreto. Y sabemos también gracias a las
investigaciones sobre TEPT que llevo a cabo Pennebaker en 1985 que el sistema
inmune mejora solo por el hecho de contar un secreto. El TEPT mejora si se
tiene la oportunidad de contar lo sucedido a alguien en una atmósfera de
confianza o seguridad. Pero también vale la
literatura.
Otra razón por la que
guardamos secretos es para mantener la reputación de otra persona. ¿Pero qué
sucede cuando la reputación del otro disminuye pero la nuestra puede aumentar?
Es el caso del hombre que publicita sus relaciones con una dama, eso desde luego
puede arruinar la reputación de la muchacha pero quizá aumente la reputación
del galán. Tal y como conté en este post la linea que
separa el secreto del cotilleo es una linea delgada y corrediza. Los hombres
divulgan (incluso en Internet) sus relaciones con sus amantes o novias y las
usan como venganzas personales (videos y fotos comprometedoras), se olvidan del honor.
Pero lo cierto es que
hay algo en el secreto que le impulsa hacia su abreacción, es como si guardar
secretos fuera una pesada carga que no todo el mundo puede acometer, la razón
es que el secreto puede ser dañino para el cerebro que lo guarda, pero que
también se enfrenta a otras instancias cerebrales que juegan con objetivos
contrarios, usualmente medrar socialmente y obtener un plus de placer, pues qué
duda cabe que desvelar un secreto es muy placentero si uno tiene quien le oiga
claro.
Bibliografía.-
Pennebaker, J, W, 1985: “Traumatic experience and psychosomatic
disease. Exploring the roles of behaviorala inhibitions, obsesion and
confiding. Canadian psycbhology, 26:82-95.
Kelly, A,E, 2002: “The psychology of secret”. The plenum series
insocial/clinical Psychology. Nueva York. Plenum
Fuente: http://carmesi.wordpress.com/2013/03/19/psicologia-del-secreto/
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