“La historia de Owen y su madre adoptiva tiene su moraleja, por supuesto. ¿No es una vergüenza que dos animales pertenecientes a especies tan distintas como tortugas e hipopótamos puedan convivir, relacionarse y quererse, y que los estúpidos bípedos humanos se entrematen como salvajes apenas descubren entre ellos diferencias a menudo insignificantes? Si uno pasa revista a las guerras, genocidios, matanzas más sangrientas de los últimos años, comprueba que las pasiones homicidas detrás de las peores tragedias colectivas se desencadenan entre comunidades muy próximas, cuyas rivalidades se fundan en distinciones de doctrina religiosa, ideología política o costumbres étnicas que resultan esotéricas para quien no las vive desde adentro”
Mario Vargas Llosa
Hay historias que no sólo no caducan, sino que nos emocionan más y transmiten más sabias enseñanzas conforme pasan los años.
Lo que en el 2004 fue una historia real en la costa de Kenia tras el tsunami y que ya explicamos aqui se ha convertido en varios libros en ingles y uno en español, “Una mama para Owen”, un proyecto documental, una fabula sobre las DIFERENCIAS SALVABLES, el apego, la solidaridad y la ayuda mutua, y una fuente de inspiración para numerosas reflexiones sobre el ser humano y nuestro comportamiento actual y posible.
Un reciente artículo del escritor Mario Vargas Llosa en El País titulado “La pareja del año” nos ha rescatado la vida de Owen y Mzee que a él le “ha conmovido hasta los huesos”, le recuerda a los relatos navideños llenos de mensajes positivos y elegiría como personajes más importantes del 2009.
La historia ocurrió cuando un bebé hipopótamo de un año de 300 kg, fue rescatado huérfano, deshidratado y en mal estado de salud y llevado a la reserva animal, Haller Park, de Mombasa donde fue adoptado y maternado por una tortuga macho de 130 años.
Los hipopótamos viven hasta los 4 años junto a sus madres y este bebé, al que bautizaron como Owen, estableció esa relación de apego y amor y ese vínculo con la tortuga Mzee. Ambos se volvieron inseparables, lo que sorprendió a los expertos por la diferencia entre especies y dio la vuelta al mundo.
Aunque hemos visto amistad entre animales y ayuda de todo tipo como en el babuino y el guepardo, el ciervo y el gato, el perro y el gato, los osos y los perros jugando, … Owen y Mzee no establecieron una relación puntual, sino que a todos los efectos el hipopótamo seguía a la tortuga como si fuera su madre-padre y éste le dispensó los cuidados necesarios.
En su artículo, Vargas Llosa hace un repaso de las fraticidas guerras que hoy asolan el mundo entre hermanos de especie y muestra su admiración a los animales por todo lo que éstos nos pueden enseñar, porque para ser mejores personas ni hace falta mirar hacia arriba:
“La idea de que el ser humano es superior al animal porque consta de razón y, según los creyentes, de alma, es un parti pris vanidoso e injusto si consideramos la conducta de unos y otros en relación con su prójimo. Por lo general, los animales sólo matan para procurarse el sustento y asegurar su supervivencia. Muy rara vez se atacan entre familias o individuos de la misma especie o por el puro placer de matar. Los seres humanos matan la mayor parte de las veces -si juzgamos a la luz imparcial de la razón- por menudos apetitos, fanatismos, intolerancias, perversiones, egoísmos, y quienes desatan las guerras y matanzas suelen padecer en estos desenfrenos tanto como sus víctimas.Los prodigiosos avances científicos y técnicos que el conocimiento ha permitido han alcanzado logros notables en el campo de la salud, la educación, el aprovechamiento de la naturaleza. Pero también han ido equipando a la humanidad con un arsenal tan desmedido de armas de destrucción masiva que sólo una parte de él sobraría para acabar con toda forma de vida en el planeta. El desarrollo y el progreso -notables, sin duda- nos han ido acercando cada vez a un abismo de violencia y descomposición del que ya somos bastante conscientes y, sin embargo, ningún Gobierno, de la índole que sea, parece seriamente decidido a actuar en consecuencia.Por eso, si alguien me preguntara, en una de esas encuestas que suelen hacer los diarios y revistas por el personaje más importante del año 2009, yo no escogería a nadie de la triste especie a la que pertenezco, sino al hipopótamo Owen y a la tortuga que hace las veces de su madre, ejemplos, desde hace cinco años, de sabiduría, solidaridad y amor que los beligerantes humanos deberían imitar.Mario Vargas LLosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario