Vivimos en una sociedad en que se critica lo diferente, en la que estamos acostumbrados a pensar como los demás, a ser ovejas blancas. Pensamos y creemos en lo que nos inculcan, sin replantearnos nuestros pensamientos, en muchos casos, porque tomamos como verdad la opinión de la mayoría. Nos han hecho poco profundos, más informados pero poco estructurados, escépticos y críticos sin fundamento, influenciables. Es la hora de fomentar el pensamiento divergente. No podemos ser un rebaños de ovejas blancas, no importa que los demás opinen, se la “oveja negra”, porque diferente no es igual a malo o desagradable. Diferente es igual a creatividad, inquietud y oportunidad de abrir los ojos para conocer nuevas experiencias
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