Elsa Punset, licenciada en Filosofía y Letras y Máster en Humanidades,
investigó, se especializó y desarrolló la aplicación de la inteligencia
emocional, la toma de decisiones y los procesos de aprendizaje de niños y
adultos. Por esto, y por su reciente publicación de Taller de emociones –una
colección de libros que desarrollan y la ponen en práctica en diferentes
situaciones dentro de la infancia–.
—¿Qué es, exactamente, la inteligencia emocional?
—Hoy en día, cuando hablamos de
inteligencia emocional, estamos reconociendo que el cerebro es un órgano que
funciona CON las emociones, y no al margen de ellas, como se creía hace muy pocos
años. En la base de cada pensamiento racional, ¡hay una emoción! La
"inteligencia emocional" no es una moda o una etiqueta. Tenemos un
cerebro emocional. ¡Vivimos, decidimos y nos relacionamos con nuestras
emociones! ¡Y podemos educarlas! ¡Manos a la obra!
—¿Cómo se puede aplicar en los niños?
—Las emociones siempre se
"educan". La diferencia es que pueden educarse por sí solas, para
bien o para mal... o bien puedes incidir conscientemente en el capital
emocional del niño, ayudándole a comprender, transformar y regular sus
emociones. Hay padres que actúan como buenos "guías emocionales" de
sus hijos. ¿Qué hacen estos padres? ¿Cuál es su secreto? Empatizan, es decir,
se fijan en las emociones de sus hijos y son capaces de ponerse en su piel, de
comprender su perspectiva; no temen ni evitan las emociones, aunque sean
negativas, porque las ven como una oportunidad para la intimidad y la
superación; estos padres también saben escuchar serenamente, sin juzgar.
Permiten, así, la expresión libre de las emociones de sus hijos, y el niño al
que se escucha se siente respetado, y puede bajar la guardia y confiar en sus
padres.
Los padres enseñamos instintivamente a
nuestros hijos pequeños a comprender y nombrar sus emociones, decimos a los
niños pequeños, por ejemplo: "Tienes sueño, ¿verdad? Te voy a mecer así,
despacio... y te vas a relajar y a dormir". Poco a poco, si los padres les
ayudan, los niños aprenden a poner nombre a sus emociones y a autorregularlas,
es decir, a calmarlas por su cuenta, sin tanta ayuda de los padres. ¡Es el
principio de la autonomía del niño...! Y una de las funciones básicas de la
educación emocional y social del niño.
—¿Cuál es el objetivo? ¿Y cuáles, los
resultados?
—El objetivo es alfabetizar a las
personas, darles las herramientas para vivir y convivir mejor. Durante siglos,
como no disponíamos de la tecnología para medir las emociones, no éramos
conscientes de su importancia: lo afectan todo, desde nuestra salud física
hasta nuestro cociente intelectual, nuestra forma de relacionarnos con los
demás, cómo tomamos decisiones, nuestra creatividad...
¿Y los resultados? Depende de cada
persona y de cada colectivo. Pero los estudios (por ejemplo, véase casel.org)
muestran que los niños que tienen padres y madres emocionalmente inteligentes
tienen mejor salud, mejor rendimiento académico, mejores relaciones con los
demás y menos problemas de comportamiento.
—Estrictamente referido a los libros sobre este asunto, ¿podrían ser
considerados como un género nuevo de Autoayuda para niños?
—No. El propio concepto de autoayuda no
me parece útil, porque se viene aplicando popularmente (y a veces de forma
despectiva) a cualquier conocimiento que pretenda inspirar o enseñar a las
personas a mejorar sus vidas. Podría aplicarse a cualquier cosa, desde un
tratado de filosofía, un libro de psicología, una canción o un libro de texto.
¿Por qué se habla tanto de autoayuda?
Porque gracias a la psicología y a la neurociencia, somos más conscientes que
nunca de que tenemos un cerebro entrenable y que podemos influir en nuestros
pensamientos, emociones y toma de decisiones.
En el caso de los Atrevidos, articulo
los cuentos en torno a emociones y habilidades concretas que jalonan el
desarrollo humano, sobre todo en la infancia, y expongo al final de cada cuento
estrategias para ayudar a padres y niños a gestionar estas emociones y mejorar
estas habilidades sociales y emocionales. Si eres niño, ¡aprender estrategias
de inteligencia emocional puede ser tan divertido como un juego! Es psicología
aplicada, explicada de forma concreta y muy práctica. Y espero que ayude a las
familias a comprenderse y a convivir mejor.
—¿Cuál es la acogida que tiene a inteligencia
emocional aplicada a los niños?
—Puedes aprender a gestionar tus
emociones a cualquier edad, pero si aprendes de pequeño a entrenar tus
emociones, a ponerles nombre, a tener a mano recursos para clamarlas o
excitarlas... ¡ganas tanto tiempo! Ser emocionalmente competente no te garantiza
una vida sin problemas, pero te ayuda a saber lidiar con ellos y a superarlos
mejor.
Por: Julieta Botto