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Relaciones conscientes

Una pareja funciona porque los dos miembros se sienten completos. Saben vivir solos y no ven en el otro a su media naranja, sino a una entera.



Las relaciones personales parecen ser un rompecabezas. A menudo decimos que son difíciles, sin caer en la cuenta de que tal vez las personas somos “difíciles”. Buscamos gente que cumpla nuestras expectativas, y que nos hagan felices; y esta perspectiva no realista activa infinidad de conflictos. Es como si renunciáramos a ser dichosos por nosotros mismos, y en su lugar pusiéramos en manos ajenas las propias esperanzas de bienestar. No es de extrañar que las rela­ciones personales se conviertan en una fuente de problemas y un rompecabezas indescifrable.
La relación personal inconsciente
«Si juzgas a las personas no tienes tiempo para amarlas” Madre Teresa
El amor romántico, o inconsciente, poco tiene que ver con el amor verdadero. Esa confusión es la causa de muchos conflictos en las relaciones personales. El romanticismo es idealización, apego o pura necesidad del otro; y la necesidad es una falta de amor severa hacia la persona que se dice amar. La concepción romántica del amor ha creado muchos problemas a hombres y mujeres que han sido víctimas de sus propias fantasías. Esto no significa que no convenga ser afectuosos, cariñosos, atentos, tiernos, detallistas, cálidos, suaves, entregados… con las personas con las que nos relacionamos. Quiere decir que únicamente siendo conscientes de en qué hemos convertido las relaciones, podremos construirlas sanas y conscientes. Pero, eso que suena tan sencillo, ¿cómo se consigue? ¿Cómo podemos crear vínculos que funcionen?
  • Dejar de buscar (mejor “convertirse” en la clase de persona que se busca).
  • Después de una ruptura, hacer una “dieta de relaciones”, darse tiempo y espacio.
  • Recuperar la energía física y el equilibrio emocional.
  • Aprender a estar solo sin que ello sea doloroso o traumático.
  • Ordenar el espacio emocional propio y clarificar valores.
  • Prepararse para una nueva relación.
  • No perder nunca “la inocencia” y frescura para empezar de nuevo.
  • Confiar en que todos merecemos ser plenamente amados.
Si nos saltamos el proceso de cambio, y no hay una verdadera transformación personal, en la nueva relación aflorará el temor de revivir experiencias anteriores, y la carga de dolor nos perjudicará notablemente. Porque no serán dos personas, sino la suma de sus exparejas, los fantasmas del pasado y de sus constantes miedos a repetir las viejas historias de dolor.
La relación personal consciente
“El amor verdadero no viene a ti, tiene que estar dentro de ti” Julia Roberts
Las relaciones que funcionan son conscientes (maduras emocionalmente) y se establecen entre dos personas que se sienten completas, porque no creen que les falte su “media naranja”: se sienten una “naranja completa”. Por supuesto, no significa esto que no quieran tener pareja (o una amistad). La desean, pero no la necesitan, son cosas muy diferentes. Las personas conscientes comparten su plenitud, no se relacionan para completar sus supuestos vacíos, ni para mitigar la necesidad de estar en compañía. Y entonces, de alguna manera, lo que está completo atrae a lo completo, y lo que está incompleto a lo incompleto. Los iguales se atraen. Intuitivamente entendemos que cuando dos personas se encuentran y se reconocen completas en sí mismas y no necesitadas, las relaciones empiezan y fluyen con suavidad.
¿Cómo encontrar una persona completa en sí misma, no necesitada? Puede parecer extraño, pero la clave es reflejar las cualidades que buscamos en la pareja ideal. Si alguien quisiera tener a su lado a una persona cariñosa, lo mejor será mostrarse cariñoso; si desea conocer a alguien educado, lo propio es mostrarse educado… Cuántas veces olvidamos esta sencilla regla: “Sé tú la persona que quisieras tener a tu lado…”, y tarde o temprano aparecerá y se fijará en ti (cómo no iba a hacerlo si se verá reflejada).
Las personas conscientes que establecen una nueva relación, en realidad no la buscaban, aunque tal vez la esperaban. Buscar la pareja ideal, o el amigo ideal, sería tanto como buscar una aguja en un pajar. Porque “buscar”, por definición, significa implícitamente carencia, ausencia, necesidad… No puede buscarse una relación, todo lo que puede hacerse es crearla.
Mucha gente no entiende por qué siempre llega a su vida un mismo estereotipo de persona, ya hablemos de parejas o de amistades. Una y otra vez sus relaciones parecen fotocopias siguiendo un mismo patrón. Parece que no haya otra clase de persona disponible para ellas. No sirve de mucho buscar a alguien con tal o cual cualidad. En su lugar, ser uno mismo adecuado y estar en posesión de esas facultades, sí es útil. Como los iguales se atraen, aparecerá alguien con esos atributos.
En lo que se refiere a las relaciones, hay una estrategia mucho mejor de la que sigue el ego y se basa en el amor consciente, algo así como “amor sabio”, pero no una sabiduría de la cabeza, sino del corazón.
Volver al amor
“Piense que usted es alguien con quien vale la pena pasar el tiempo. Finalmente otro pensará lo mismo de usted” Doctor Sol Gordon
Para saber estar en pareja es necesario antes saber estar solo. No es sencillo encontrar personas que no odien la soledad. Llegar a tolerar, incluso amar, estar solo, y sentirse bien, es un gran logro personal. Por esa razón, no es aconsejable empezar una nueva relación justo al terminar otra. El campo también necesita un tiempo de regeneración entre cosechas, lo llaman “barbecho”. Nosotros podríamos llamar a ese tiempo “dieta de relaciones”, para referirnos al tiempo que una persona se regala a sí misma para recomponerse, centrarse, atenderse y prepararse para la siguiente relación.
Cuando se resuelve el miedo a la soledad, se deja de creer en las relaciones superficiales, egoístas e inconscientes como escudo de protección. Estar solo no es una garantía de no sufrir más, sino que al contrario añade más sufrimiento. La soledad no es buena ni es mala. Es lo que cada uno hace con ella, es como un desierto (los desiertos nunca están vacíos), pero, como todos los desiertos, un día terminan y es al salir de ellos cuando se reconoce su valor. Llegar hasta el final de la soledad, la agota como sistema de aprendizaje y la cancela. Tratar de suspenderla, de forma artificial, solo pospone el proceso necesario de la soledad para más adelante…
Cuando se resuelve el miedo al abandono, empezar un idilio no es una amenaza, sino una nueva oportunidad. El mayor logro de la relación consciente es que ambas personas están dispuestas a amar como si nunca antes hubiesen sido heridas, sin volcar en la nueva pareja el dolor de relaciones anteriores. En realidad, esas dos personas son “nuevas” y por ello destilan frescura y atractivo (no están resentidas, no son desconfiadas, no rezuman amargura y por eso atraen tanto).
Cuando se resuelve desactivar el ego, la nueva relación no está debilitada por el temor a amar sin condiciones ni apegos. El final del ego es lo que la mente podría interpretar como la destrucción de la individualidad, la anulación, cuando en realidad es una transformación y la salvación de la relación. El ego es el estorbo número uno en cualquier relación personal, ya sea de amistad o de pareja, y la causa de que fracasen, como suele suceder. Si tan solo las personas mantuvieran su ego a un lado, fuera de escena, la historia sería otra. Las relaciones seguirían empezando y acabando, según su tempo y propósito, pero no tendrían el sabor amargo que a menudo dejan en el recuerdo…
Cuando todo eso ocurre, las personas conscientes descubren que en realidad no temían empezar un nuevo vínculo o acabarlo; sino que en su inconsciencia temían el infierno en el que, con anterioridad, habían convertido sus relaciones.
Autor: Raimón Samsó
Fuente: El Pais Semanal

Cuando niño le quitó la sed a medio millón de africanos

La hermosa y absolutamente inspiradora historia de RYAN HRELJACK, el niño que le quitó la sed a medio millón de africanos.En la foto: Ryan Hreljac, Canada
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Tenia solo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si el podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo ¿por que al otro lado del planeta no podían hacer lo mismo?.
Con esta lógica aplastante, modelo y ejemplo fagocitador de otros proyectos considerados adultos, nació de sus manos “Ryan’s Well” la empresa mas fascinante que un niño de su edad haya emprendido jamas.
Fue tal el empeño que hoy, con tan solo 17, preside una de las mayores ONG para la implantación de modelos de desarrollo en la crisis de agua. Desde entonces y hasta ahora ha dado servicio de agua potable a 577.640 personas.
Lo que convierte esta entrañable historia en un ejemplo para nuestro legado heroico es la precocidad, el empeño y la perseverancia de un niño de tan solo 6 años por imponer sus ‘crudas’ convicciones. El magnetismo de sus acciones ha contagiado a miles de empresas y personas mayores que el, tal vez humilladas en la comparación objetiva.
Todo ello ha permitido, a través de lo que Ryan describe como el “Ripple Effect” (efecto Onda); que el sueño de un niño por tener “Agua potable para todos” se convierta, poco a poco en realidad.
La historia
Un día del inolvidable invierno de 1998, en Kemptville (Ontario) localidad natal de Ryan, la profesora del Colegio St. Michael, Mrs Nancy Prest estaba dando una pequeña charla a su clase de primer grado sobre las condiciones y salubridad de los estudiantes de su misma edad que vivían en África.

Pregunto a sus alumnos si sabían cual era la primera causa de muerte entre sus homónimos los africanos. Todos los niños convencidos de que era la escasez de alimentos se sorprendieron al saber que es la mala calidad del agua que beben lo que diezma las aulas de sus ‘antípodas‘.
Ryan Hreljac quedo muy extrañado por la falta de ‘agua limpia’ y pregunto a Nancy cuanto costaba un grifo en Africa. Mrs Prest, desconcertada, anticipo a Ryan una cifra que habia leído en algún documento: 70 dolares por una bomba extractora.
Ese mismo día al llegar a casa, Ryan, que todavía estaba aprendiendo a conocer el valor monetario de las cosas; pidió a su madre el dinero para comprar un grifo y enviarlo por correo.
Susan, la primera persona que padeció el ‘Ripple Effect’, ignoro entre la burla y el desconcierto las inquietudes de su hijo. Pero Ryan insistió durante toda la semana sobre el dinero e incluso le propuso hacer las tareas domesticas durante todo un año para ganarse la posibilidad de decidir que hacer con un primer sueldo.
“No lo entiendes mamá”, dijo, con lagrimas en sus ojos.
“Los niños están muriendo simplemente por no tener agua limpia!”

Su madre, acepto el reto, a sabiendas de la escasez de constancia en un niño de su edad. Ryan aspiro, limpio las ventanas y con mucha determinación, trabajo pacientemente y ahorro cada moneda dentro de una lata vieja de galletas.
Su madre, cómplice del juego que no del propósito, le anticipaba las monedas ganadas en tarea. Sus dos hermanos se implicaron en el proyecto pero pronto claudicaron ante tanta bendita tozudez. Ryan hizo todas las tareas que le permitía su corta estatura desde enero de 1998 hasta finales de abril.
Susan acompaño entonces a su hijo a la oficina de la Watercan para entregar sus ahorros. La directora ejecutiva Nicole Bosley explico al encorbatado niño que con 70 dolares solamente se puede adquirir una bomba de mano.
Para perforar un pozo se necesitarían unos 2.000. A lo que Ryan contesto:
Tendré que hacer mas quehaceres entonces…

Nicole Bosley, nuestra segunda cautiva del ‘Ripple Effect’, convenció a sus superiores y a la Agencia de Desarrollo Internacional de Canada para pagar la factura del pozo a medias con Ryan. Lo que dejaba la cifra en 700 dolares de ‘trabajos forzados’ en el hogar de los Hreljac. Una familia de clase media-baja con recursos económicos limitados.
Inmediatamente la onda del ‘Ripple Effect’ se propago por la comunidad y vecindad de Ryan quien no tardo en recolectar el dinero suficiente para la inversión de su primer pozo.
La Watercan concedió entonces una entrevista a Ryan con Gizaw Shibru, el director para Uganda de todos sus programas de acción. Ambos eligieron la escuela de Angolo en Otwal como el destino del pozo, una localidad al norte del país azotada por el SIDA y la sequía donde 1 de cada 5 niños moría antes de cumplir la edad de Ryan.
Pero la ambicion de Ryan no quedo a expensas de las voluntades adultas. Cuando se entero que los pozos se perforaban a mano transformo su renovada obsesion en una nueva onda cautivadora en busca de los 25.000 dolares que costaba un taladro movil.
Su madre atrapada entre el orgullo y la devoción consiguió una entrevista a través de su amigo periodista Puddicombe Derek para el periodico ‘Ottawa Citizen‘ que desemboco en un documental para la TV y la llegada de cheques y donaciones desde todos los puntos del país.
Mientras, en su clase, la profesora Nancy inicio un intercambio de cartas con los alumnos de la escuela de Uganda:
…Querido Ryan, me llamo Akana Jimmy. Tengo 8 años. Me gusta el fútbol. Nuestra casa esta hecha de hierba. ¿Como son en los EEUU?
Tu amigo, Akana Jimmy.

Ryan contesto con:
…Querido Jimmy, Debe ser fantástico tener una casa hecha de hierba. Tengo 8 años. ¿Bebes agua de mi pozo todos los días? ¿Cual es tu materia preferida en la escuela? Iré a Uganda cuando tenga 12 años. Mi casa esta hecha de ladrillos[...] Escríbeme pronto.
Tu amigo Ryan.

La carta adjuntaba una fotografía de Jimmy. Un estudiante con una historia también cautivadora que había logrado escapar de las garras del Ejercito de Resistencia del Señor o LRA.
Durante semanas Ryan adopto como suya la imagen de su nuevo amigo. ¿Podria reunirme con el? se preguntaba. Susan y su marido pensaron que quizas, algun dia, podria permitirse un viaje. Tal vez cuando Ryan cumpliera los 12.
Pero Ryan no podría esperar tanto. Pronto, el efecto rebote de la siguiente onda atrajo a un adinerado ejecutivo del barrio que dono a los Hreljac su tarjeta de puntos aéreos, recolectados en sus infinitos viajes, lo que permitió a Ryan viajar a conocer a su nueva alma gemela.
En el mes de julio de 2000 Ryan llego a la ciudad de Otwal acompañado de sus padres. 5.000 niños le esperaban coreando su nombre.
“¡Saben mi nombre!!”, dijo asombrado.
“Todos los que viven a 100 kilómetros saben tu nombre, Ryan” dijo Gizaw Shibru.
Al final del pasillo humano le esperaba su amigo Jimmy. Este agarro de la mano a Ryan y se lo llevo a ’su’ pozo para que pudiera cortar la cinta.

Inauguraba entonces el primero de los 432 pozos que a traves de 15 paises (fundamentalmente en Africa) ha perforado con las inversiones de su Fundación.
Ryan Hreljac tenía 6 años cuando decidió hacer que el agua fuera accesible para toda la gente del mundo. Hoy, ha reunido mas de 2.5 millones de dólares y ha realizado mas de 120 proyectos en 9 países.
“Solo soy un niño normal” afirmaba Ryan (hoy de 17 años) cuando le preguntaban sobre sus éxitos. Aunque mucha gente no estaría de acuerdo con eso, es verdad. ‘Juega al fútbol, al baloncesto y hockey. Disfruta de leer, jugar al Nintendo y también la natación. Tiene amigos en la primaria a que todavía asiste, y entre ellos está Jack que como Ryan es un voluntario dedicado que pretende ser ingeniero de agua cuando sea mayor. Le encanta visitar a su abuelita y primos en el la región de Niagara en Ontario y a sus abuelos cerca de Deep River, Ontario. Ryan juega con sus hermanos Jordan y Keegan y su perro Riley.’
Durante todo este proceso, la familia de Ryan lo ha apoyado en sus esfuerzos para llevar agua limpia a África. Su hermano mayor Jordan prepara la mayoría de sus presentaciones audiovisuales y su hermano pequeño Keegan ha puesto cientos de sellos para las cartas y notas de agradecimiento que han sido mandadas alrededor del mundo.
La familia Hreljacs vive en una casa de campo en North Gernvill, al sur de Ottawa, Ontario en Canadá. Dada la peligrosa situación en Uganda, Akana Jimmy a vivir con ellos en Canadá.
Poderosa inspiración de ‘perspectiva’…, GRAN impulso para ordenar prioridades y dejar de enrollarnos/distraernos con el ruido intrascendente.-
Autor: Angeles Castell
Fuente: Barcelonalternativa.com

Los niveles de pérdida

Tenemos miedo a la soledad y al sufrimiento. Pero hay que aceptar que las decepciones son la antesala de la sabiduría

 

Infografía acerca del duelo o la pérdida de un ser querido:
En conversaciones con amistades suelen aparecer distintas maneras de contemplar el conjunto de una vida vivida. La mayoría suele hacer un ejercicio de apreciación existencial, es decir, admiten que a pesar de los pesares se sienten satisfechas con lo que les ha tocado vivir. Podría haber sido peor, dicen unas. Podría haber sido algo mejor, dicen otras. Pero todas admiten que ha valido la pena sortear las dificultades y gozar de momentos extraordinarios.
Las personas solemos disponer de un mecanismo, irreductiblemente tendencioso, para quedarnos con las experiencias buenas, recordar lo mejor, y soslayar lo duro, difícil e incluso extremo. Es una treta psíquica que permite encarar el futuro con una cierta esperanza, y evitar así el vacío existencial, el sinsentido, la insatisfacción, el desapego, el aburrimiento y, por supuesto, el dolor. Nos llevamos mal con el sufrimiento y aún más con el dolor, tanto físico, el más discapacitador para la felicidad, como aquel otro que reconocemos como desentrañamiento, es decir, el quejío profundo del alma.
Cuando la vida queda atrapada entre las polaridades placer o dolor, léase también sufrimiento, toda acción se reduce al logro o a la huida. Todo se reduce al juego entre el deseo y su resistencia. Queremos y a la vez adolecemos. De algún modo intuimos que, sigamos el camino que sigamos, van existir algunos niveles de pérdida. Y eso nos cuesta soportarlo porque, si de nosotros dependiera, lo querríamos todo al menor coste posible. Como los niños.

Madurar es aceptar pérdidas

Si tú llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias. (Henry Miller)

Para Conectarnos Libro “Cómo llegar a ser un adulto”David Richo(Desclée de Brouwer).Película“La vida secreta de Walter Mitty”.Ben Stiller(20th Century Fox).
El indicativo más claro de la madurez, tanto personal como también de una sociedad, es la capacidad de transitar por sus pérdidas, el saberse vulnerable y sostenerse en el dolor propio. Lo que indica precisamente el nivel de inmadurez al que asistimos a diario a nuestro alrededor, es su extraordinaria forma de tapar, distraer, encubrir o negar todo lo que signifique dolor. Se castiga el error. Se modela la competitividad y se exalta la belleza exterior como símbolo de bienestar. El resto son desechos, estorbos, inconvenientes como sentir tristeza, fragilidad o vacío. Es la sociedad del éxito líquido, de la ganancia inmediata, del resultadismo por encima de todo.
Con esos parámetros, no es de extrañar que se huya de todo lo que huela a pérdidas. Sin embargo, están por todas partes. No son elección, pero sí condición de vida. El vivir es expectante, ilusorio a veces, de tal modo que buena parte del tiempo lo acabamos destinando al choque que se produce entre la realidad y nuestras expectativas. Ahí es dónde empezamos a perder aunque no lo parezca, aunque no lo lloremos.

David Richo, psicólogo clínico, propone seis afirmaciones para ser dichas y escritas en referencia al duelo:
1. Estoy y me siento triste y enfadado porque mi(s) progenitor(es) no me defendió/defendieron.
2. Estoy agradecido porque, en consecuencia, comienzo a aprender a defenderme por mí mismo.
3. Me imagino en mi infancia diciendo, con éxito, lo que pienso.
4. Perdono a mis padres por no defenderme.
5. Suelto la expectativa de que las demás personas me defiendan (aunque aprecio cuando lo hacen).
6. Ahora me defiendo a mí mismo con total poder y efectividad.
Tenemos la certeza de que las cosas serán como queremos. Cuando nos vamos dando cuenta de que no será así, primera pérdida, abandonamos la certeza por la esperanza de que así sea. Cuando la esperanza no es suficiente, segunda pérdida, luchamos, forzamos las cosas para que sean como queremos. Cuando somos conscientes de que ni así lograremos nuestros propósitos, tercera pérdida, comprendemos que el mundo no es como quisiéramos que fuera, ni los demás actúan como nos gustaría. Tres pérdidas, al menos, que no son dolidas hasta el final. Por eso, una crisis conlleva la caída amontonada de pérdidas anteriores.
Un ejemplo lo encontramos en las relaciones. Cuando se establece un divorcio, ese no es el instante crítico, la gran pérdida de la relación. Ya lleva tiempo acarreando mermas. Se esfumó el enamoramiento, la atracción por la cotidianidad, la esperanza de volver al principio, el rol de amantes para ser padres, la relación entre los hijos y las tareas, el amor porque se perdieron el uno al otro. El divorcio solo significa el duelo de todas las pérdidas.
Por eso, ante la sensación de insatisfacción, frustración o resentimiento cabe preguntarse: ¿qué expectativa se ha frustrado? ¿Qué ilusión se ha roto? Afrontamos así verdades que también aprendemos de mayores: nada es eterno. Todo pasa. Todo cambia. La vida no funciona como funcionamos nosotros. La vida es hermosa y dolorosa a la vez. Cómo integrar esas dos partes, sin morir en el intento.



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Miedo al vacío

El vacío interior esconde tras de sí la misma cantidad de plenitud. Simplemente es cuestión de aceptarla. (Jung)
Una vez cazados por la frustración, por la insatisfacción o por el enfado. Una vez somos capaces de reconocer el dolor, la rabia, la tristeza, el resentimiento o la vergüenza, abre sus fauces un segundo sentimiento más profundo: el vacío. Ese es el que intentamos evitar a toda costa. Nos parece angustiosamente insoportable, cuando en realidad es el puente que necesitamos para lograr una auténtica catarsis emocional.
Los niños tienen la extraordinaria capacidad de alejarse del dolor con un nuevo entusiasmo. Su catarsis consiste en cambiar la atención de un objeto a otro, de una ilusión a otra en cuestión de segundos, eso sí, en medio de llantos y rabietas. De mayores somos algo más sofisticados. A las heridas del alma le ponemos tiritas o vendas ilusorias, ahorrándonos en lo posible la parte dolorosa, es decir, el encuentro con nuestras sombras, con lo más frágil y vulnerable.
Por eso preferimos hacer muchas cosas, llenar la agenda, acudir a muchas citas y actividades, comer compulsivamente, caer en adicciones y el sexo se usa más como consuelo que como placer. Por no llorar, por no sentirnos solos nos convertimos en expertos en el arte del engaño. Por no afrontar el duelo, empezamos lo antes posible una nueva relación, un nuevo trabajo, una nueva vida, sin tiempo a reposar los aprendizajes y sin tiempo a cicatrizar las heridas.
Cuando aparece el lobo del vacío complica demasiado una visión más fértil de su apariencia. No puede haber confianza en uno mismo si desconfía de ese proceso regulador. El pleno vacío de Occidente contrasta con el vacío pleno que viven en Oriente. Es cuestión de aprender a cambiar la perspectiva, darnos cuenta de que de ese vacío emergen todas las posibilidades. El vacío no es una nada. Es un espacio interior, un contenedor que admite todo lo que queramos ser. Si, por el contrario, uno anda demasiado lleno, sin espacios, se condena a ser una mera y continua repetición de sí mismo. Otra manera de llenarse.

El duelo como respuesta adaptativa

Héroe es todo aquel que ha vivido a través del dolor y ha sido transformado por él (David Richo)
Solemos pensar en el duelo como la forma de despedir a nuestros muertos. No obstante, a lo largo de una vida sufrimos de algunas o muchas pérdidas referidas a nuestras expectativas, sueños, compromisos, actividades y sobre todo relaciones. Es como si fuera uno de esos procesos que cuanto antes lo aprendamos mejor. En estos casos, consiste fundamentalmente en el arte de soltar.
El duelo es la respuesta adaptativa a la pérdida. Soltamos, no sin dolor, lo que ya es irrecuperable, lo que no volverá a suceder, la idea ilusoria que ahora debemos abandonar para vivir una vida más auténtica. Pero tenemos miedo. Miedo al dolor, al vacío, a la soledad y la invisibilidad. No me extraña. Como apunta Richo: “El cambio significa pérdida. Abrirse significa rechazo. La soledad muerte. La intimidad significa abandono”. Todo son posibilidades según vivamos en la confianza o en el miedo.
Cuando repasamos nuestra vida solemos tener esa perspectiva satisfactoria. Vemos lo bueno. Intentamos olvidar lo doloroso. Es pura supervivencia del ego. No obstante, si queremos que nuestra vida sea íntegra, además de satisfactoria, hay que aprender a darle valor a nuestra extraordinaria capacidad para transformarnos, sea por el camino del anhelo, o lo sea a través del dolor. Lo bueno no es solo vivir cosas bonitas, sino embellecerse en el proceso de duelo y aceptar que las decepciones son la antesala de la sabiduría.
Autor:Xavier Guix
Fuente: El Pais Semanal

Dejar Ir



“Dejar ir” no significa dejar de cuidar, significa que no puedo hacerlo por otra persona.

“Dejar ir” no es aislarme, es darse cuenta que no puedo controlar a otro.

“Dejar ir” no es permitir, sino reconocer el aprendizaje de las consecuencias naturales.
“Dejar ir” es admitir la impotencia, que significa que el resultado no está en mis manos.
“Dejar ir” no es tratar de cambiar o culpar a otro, es sacar lo máximo de mi mismo.
“Dejar ir” no es cuidar, sino atender.
“Dejar ir” no es reparar, sino ser de apoyo.
“Dejar ir” no es juzgar, sino permitirle a otro que sea un ser humano.
“Dejar ir” no es estar en el medio arreglando todos los resultados, sino permitir a otros que influyan en sus propios destinos.
“Dejar ir” no es ser protector, es permitir a otro que enfrente la realidad.
“Dejar ir” no es negar, sino aceptar.
“Dejar ir” no es regañar, reprender o discutir, sino buscar mis propios defectos y corregirlos.
“Dejar ir” no es ajustar todo a mis deseos, sino tomar cada día como viene y apreciarme a mi mismo en el.
“Dejar ir” no es lamentar el pasado, sino crecer y vivir para el futuro.
“Dejar ir” es temer menos y amar mas.
LOIUSE L.HAY

Efecto Zeigarnik

Según cuenta Tom Stafford, de la Universidad de Sheffield, una de las teorías de psicología aplicada útil e interesante es el Efecto Zeigarnik, teoría que data de principios del siglo pasado y ha sido utilizada con éxito en campañas de marketing desde entonces hasta el día de hoy.
En 1927 Bluma Zeigarnik, psicóloga soviética, en su etapa de estudiante vivió un evento que terminaría por convertirse en su famosa teoría del Efecto Zeigarnik.
Bluma o su profesor Kurt Lewin, según sea la fuente – se encontraba sentada en un restaurante de Viena tomando un café y observando el comportamiento de un camarero.
Al parecer, este camarero había olvidado tener que rellenarle su taza de café, lo que por aquel entonces parecía ser lo normal.
Según descubrió, el camarero podía recordar sin problemas una lista larga de pedidos aún pendientes de servir, mientras que no recordaba nada de los pedidos recién servidos y ya completados.
Es decir, el camarero sólo recordaba la información de los pedidos que estaban en proceso de servirse. Una vez completado el pedido se olvidaba rápidamente de éste.
A raíz de este suceso, Bluma decidió profundizar en su estudio del tema hasta que desarrolló la teoría que hoy lleva su nombre.
El efecto Zeigarnik
Una vez en el laboratorio, Bluma llevó desarrollo experimento que mas tarde confirmaría todas sus sospechas.
El test consistió en pedir a un grupo de voluntarios que llevaran a cabo una serie de tareas (rompecabezas, tareas manuales, problemas de aritmética, etc.), con la particularidad de que en determinadas tareas se les interrumpía cuando estaban a mitad de camino de resolverlas.
Luego del ejercicio se les preguntó a los voluntarios acerca de las tareas realizadas. Descubrió que éstos recordaban mucho mejor aquellas tareas incompletas (en las que fueron interrumpidos) versus a las completadas. Concretamente, casi duplicaban de probabilidades que recordaran las incompletas versus a las completas.
Concluyentemente las personas recordamos mejor las tareas incompletas o interrumpidas que aquellas tareas ya completadas o que hemos terminado de una sentada.
El motivo de ello parece ser que una tarea incompleta o un proyecto inacabado crea en nosotros una tensión que tan sólo es liberada cuando completamos lo que empezamos o cuando lo anulamos totalmente.
Esa tensión o carga psicológica consiste en la aparición de una serie de pensamientos molestos o incómodos que experimentamos por el hecho de dejar incompleto un objetivo que hemos perseguido.
Esta tensión (carga psicológica por terminar lo que se empieza) actúa como una motivación para terminar esa tarea o proyecto. En otras palabras: buscamos el cierre de aquello que hemos abierto. Es esta tensión la que hace que recordemos mejor lo inacabado a lo acabado.
El recurso del Cliffhanger, que literalmente significa al borde del precipicio, tiene mucho peso en la actualidad y su funcionamiento se produce a partir del Efecto Zeigarnik. 
El Cliffhanger está constituido por las escenas que, al final del capítulo de serie, película, libro o cualquier cosa que se espera que continúe en otra entrega, generan suspenso o el shock necesario para que la gente se interese en conocer el resultado o desenlace en la siguiente entrega.
El efecto Zeigarnik y su relación con el recurso del Cliffhanger, dan cuenta de la importancia que tienen los desenlaces para los seres humanos. 
Efecto Zeigarnik aplicado
Hay una tendencia o necesidad por terminar lo que se empieza y no hacerlo genera en nosotros pensamientos incómodos que nos acompañaran hasta que lo terminemos.
La resistencia que te hace posponer las cosas
Aparece una resistencia que nos impide ponernos manos a la obra cuando tenemos una tarea o proyecto que queremos llevar a cabo.
Esto sucede por lo difícil o engoroso que imaginamos mentalmente que va a ser el completar la tarea o proyecto.
Cuanto mas complejidad  cosntituye la tarea mayor será  la resistencia a la que nos  tengamos que enfrentar.
Lección de productividad: la mejor forma de no posponer cosas importantes es empezarlas.
La teoría del Efecto Zeigarnik se ha usado en el marketing y las ventas desde hace mucho.
Se presenta una idea incompleta para crear en el receptor del mensaje una tensión que le motive a realizar una acción tendente a completar esa idea ya que nuestra mente necesita cerrar lo que hay abierto.
Ej.: El trailer de una película, el momento final de suspenso de un capítulo de series o bien el Candy Crush.
Casi todos hemos recibido alguna vez en facebook una invitación para jugar o un pedido de vidas.  Cuando un jugador pasa un nivel de Candy Crush Saga lo olvida, pero cuando pierde, tiene la urgente necesidad de solventarlo porque se le queda «instalado» en la mente. Alli es donde se genera la adicción.
Esta teoría demuestra el por qué los jugadores se hacen adictos al juego. Al no terminar un nivel, no lo pueden olvidar y piensan en cómo superarlo, lo que les crea ansiedad que sólo pueden aliviar si vuelven a jugar, y, si no pueden, pueden padecer hasta síndrome de abstinencia.
El efecto Zeigarnik tiene una excepción, no funciona bien sino existe motivación por lograr un objetivo. Si lo que tenemos que hacer no nos importa, o nos resulta molesto, entonces trataremos de buscar excusas para no hacerlo. Aún así si nos ponemos a ello es más fácil que lo terminemos que si ni siquiera lo intentamos.

Fuente: The Zeigarnik Effect and Completing eveything, Zeigarnik effect

Cuando...


Reprogramar actitudes

Si apartamos de nuestro horizonte mental los hábitos que entorpecen la vida, resultará más fácil cumplir nuestros propósitos



Ante la llegada de un nuevo curso, hacemos listas de objetivos como ir al gimnasio, comer mejor o aprender un idioma. Sin embargo, hay propósitos más profundos que, si logramos incorporarlos a nuestro software mental, nos ayudarán a cumplir cualquier meta que nos fijemos.
Vamos a hablar de algunas actitudes y hábitos que configuran nuestra realidad diaria, y de si son los más adecuados para alcanzar lo que deseamos. Concretamente nos centraremos en desactivar cinco vicios mentales que sobrecargan nuestra vida y que entorpecen la realización personal.

Dispersión

“El cazador que acecha dos conejos, no atrapa ninguno” proverbio zen
¿Cuántas veces nos hemos sentido agotados antes de empezar una tarea importante? Imaginemos un hombre que, al regresar del trabajo, realiza a distancia la carrera de sus sueños. Se ha reservado ese tiempo en casa y está motivado, pero no logra avanzar y antes de una hora apaga el ordenador totalmente agotado. ¿Qué sucede?

Libros para una actitud positiva

  • ‘No te ahogues en un vaso de agua’, de Richard Carlson (DeBolsillo). Uno de los manuales más útiles y prácticos que se han escrito para relativizar problemas y afrontar el día a día con una actitud positiva.
  • ‘Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida’, de Dale Carnegie (Elipse). Sesenta años después de la muerte del autor, sigue siendo un referente por su lúcida simplicidad y la forma directa y expeditiva de abordar lo que no funciona.
Habría que analizar cómo está estudiando. Es muy posible que, mientras intenta sumergirse en la materia, tenga abierto el Whatsapp, el correo electrónico, el Twitter, Facebook o todo a la vez. O bien que durante el curso online intente controlar lo que sucede en la casa, sean sus hijos, su esposa o las tareas que va atendiendo al mismo tiempo.
Entrar y salir de una tarea resulta más agotador que la actividad misma. Cada vez que este hombre abandona la lectura de un artículo de historia, por ejemplo, necesita un esfuerzo extra para luego volver a entrar. Resultado: fatiga y bajo rendimiento, lo cual deriva en desmotivación y quizás abandono.
La solución es hacer una sola cosa a la vez, desactivando todo lo demás. Un buen propósito para empezar el curso con más eficacia.
Procrastinación
“Vuelva usted mañana”Mariano José de Larra
Nuestra vida está llena de planes que se posponen una y otra vez hasta que, cuando ya es demasiado tarde, nos lamentamos por lo que desearíamos haber hecho.
El mal hábito de aplazar se denomina técnicamente abulia o procrastinación. Esta actitud cotidiana es un verdadero lastre para los planes personales, pero lo peor de todo es el precio psicológico que pagamos por ello. Según el profesor William J. Knaus, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia, “la gente pospone tareas con la esperanza de encontrarla ‘realizada’ al día siguiente como por arte de magia; todo ello viene acompañado normalmente por sentimientos de culpa, autoengaño y desesperanza”.
Según este mismo autor, el hábito de procrastinar esconde estas dos minas personales:
La creencia de que somos incapaces de llevar a cabo lo que nos hemos propuesto. Es decir: miedo al fracaso.
Exceso de perfeccionismo, lo cual hace que nos exijamos numerosas condiciones previas, a menudo absurdas, para empezar. Pero son sólo excusas.

Trucos

Tres reglas para mantener a raya las preocupaciones. En su libro Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida, Dale Carnegie ofrece tres reglas fundamentales para controlar este agente cotidiano de ansiedad y sufrimiento:
Regla 1: viva solamente el día de hoy. No viva en el ayer ni el mañana. Compartimentos estancos al día.
Regla 2: haga frente a los problemas.
a. Pregúntese a sí mismo: ¿qué es lo peor que puede suceder?
b. Prepárese para aceptar lo peor.
c. Trate de mejorar la situación partiendo de lo peor.
Regla 3: recuerde el precio exorbitante que puede pagar con su vida y salud por las preocupaciones.
Contra la inercia paralizante de posponer, un remedio eficaz es ser tan estrictos y cumplidores con nuestra misión como lo somos en nuestro empleo.

Preocupaciones y miedos

“Hoy es el mañana por el que ayer te preocupabas”, autor desconocido
Tenemos dos lugares donde vivir nuestra existencia: desde los hechos del presente, fluyendo con lo que nos sucede en este momento y lugar, o bien desde la ansiedad por lo que podría suceder.
Las pre-ocupaciones no sólo nos impiden ocuparnos de las cosas verdaderamente importantes, sino que agotan nuestra energía mental y promueven un estado de ánimo negativo que a su vez cansa a los que tratan con nosotros. Por si fuera poco, esta clase de miedos sobre situaciones hipotéticas son inútiles. Se ha medido estadísticamente que la mayoría de cosas que nos preocupan nunca llegan a suceder.
Contra esta lacra para las cosas útiles y positivas que podríamos realizar, el psicoterapeuta Richard Carlson proponía tomar, entre otras, las siguientes medidas: Proponernos no sufrir por pequeñeces. Tomar conciencia del efecto bola de nieve de nuestros pensamientos. Repetirnos el lema: “La vida no es una emergencia”. Aprender a vivir con la incertidumbre del mañana.
Si incorporamos a nuestro día a día estos propósitos, lograremos reprogramar nuestra mente para una vida activa y a la vez serena.

Estrés y ansiedad

“El campo de la conciencia es diminuto. Sólo acepta un problema a la vez”, Antoine de Saint-Exupéry
Prima hermana de la emoción que acabamos de ver, el estrés es la respuesta emocional y fisiológica a las situaciones de alta exigencia a las que nos somete la vida cotidiana.
Al ver nuestra mesa a rebosar de trabajo, al recibir un correo con una reclamación o al echar una ojeada a nuestra agenda del día, de repente nuestra respiración se acelera y el corazón late más rápido. Nuestro cuerpo se ha puesto en estado de alerta para afrontar algo que no sabemos si superará nuestras fuerzas.
Daniel Goleman, el gran divulgador de la inteligencia emocional, analiza así este fenómeno:
“Desde un punto de vista evolutivo, la ansiedad tal vez resultara útil cuando cumplía con la función de predisponernos a afrontar algún tipo de peligro, pero en la vida moderna suele manifestarse de forma desproporcionada e inoportuna. En tal caso, la angustia no constituye tanto una respuesta de activación ante un peligro real como una reacción ante una situación cotidiana o que no es más que el producto de nuestra imaginación. En este sentido, los ataques repetidos de ansiedad constituyen un indicador de un elevado nivel de estrés (…) que contribuyen a incrementar los problemas médicos”.
No es casual que Goleman utilice la palabra imaginación al referirse a las situaciones de estrés, ya que cada persona interpreta de manera diferente lo que está viviendo y reacciona en consecuencia.
El psicólogo de Berkeley Richard Lazarus afirma que “si dos personas pueden vivir una misma situación potencialmente estresante de formas distintas es porque en ellas hay diferencias individuales como la percepción, el aprendizaje o la memoria que afectan su forma de enfrentarse a dicha situación, por lo que la variable importante del estrés no es tanto externa como interna”.
Tomarse los acontecimientos con calma, relativizar las urgencias y hacer una cosa detrás de otra son formas efectivas de reprogramar nuestra mente para que no caiga en las redes de un estrés excesivo.

Pesimismo

“El 31 de diciembre, el optimista espera la medianoche para recibir el año nuevo, mientras que el pesimista lo hace para asegurarse de que el viejo se acaba” Bill Vaughan
Pronosticar en negativo antes que las cosas sucedan es el quinto ladrón de energía mental. Como bien han explicado los psicólogos a partir de la llamada “profecía de autocumplimiento”, cada vez que trazamos un oráculo pesimista, de forma inconsciente nuestra mente se pone a trabajar para que eso suceda y poder decir al final: “¿Lo ves? Tenía razón”.
Algunas iniciativas que podemos tomar para promover el optimismo en nuestra vida diaria: Centrarnos en las soluciones, no en los problemas. Rodearnos de amistades agradables y nutritivas. Practicar la gratitud hacia las cosas que salen bien y las personas que nos facilitan la vida. Establecer pequeñas metas para cada gran objetivo. Vivir, en lo posible, sin endeudarnos. Retomar el contacto con la naturaleza. No analizar tanto. Destacar lo bueno y relativizar lo malo. Contrariamente a lo que muchas personas creen, el optimismo también se aprende y se puede practicar.
Se acerca un nuevo curso. Si reducimos el protagonismo de estos cinco hábitos negativos, nuestros mejores planes estarán mucho más cerca de cumplirse.
Fuente: El Pais

Inteligencia espiritual

El Diccionario Oxford define al espíritu como la parte inmaterial, intelectual o moral del hombre. Esta definición la toma la Organización Mundial de la Salud.y señala que la espiritualidad nos conduce hacia preguntas sobre el sentido y el propósito de la vida y no está necesariamente limitada a ningún tipo de creencias o prácticas en particular. El ámbito de la espiritualidad vincula lo profundamente personal con lo universal y es esencialmente unificador.


Por su ausencia de límites es difícil de definir, pero su impacto puede ser medido.
Una definición de espiritualidad amplia, que puede facilitar el encuentro de bases comunes entre las diversas culturas, incluye necesidades humanas que posiblemente son universales: 1. La necesidad de encontrar sentido, propósito y realización en la vida; 2. La necesidad de esperanza o de voluntad de vivir; 3 la necesidad de creer, tener fe en uno mismo, en los otros o en Dios. Para fines prácticos, dado que el concepto de religión se subyuga al concepto de espiritualidad, de ahora en adelante nos referiremos a este factor como “espiritualidad/ religiosidad”.
Parece ser una necesidad conocer sobre este tema
Por lo tanto, parece ser una necesidad conocer sobre este tema, los beneficios que le entregan al individuo para así incorporarlo dentro de nuestra práctica en salud mental y, en colaboración con los grupos religiosos locales, responder a las necesidades de la comunidad en son del bienestar integral del individuo, particularmente su salud mental.
Quizá hayas escuchado o leído acerca de Daniel Goleman quien con su libro “Inteligencia Emocional” tuvo el indudable mérito de divulgar y popularizar lo que Howard Gardner había comenzado a esbozar con su teorización acerca de las inteligencias intrapersonales e interpersonales, refiriéndose a las siguientes habilidades:
·     conciencia de sí mismo y de las propias emociones y su expresión
·    autorreglación, control de los impulsos, de la ansiedad, diferimiento de las gratificaciones, regulación de nuestros estados de ánimo
·     motivación y perseverancia a pesar de las frustraciones (optimismo)
·     empatía (ponerse en el lugar del otro) y confianza en los demás
·     las artes sociales

Visto de otra manera, las habilidades prácticas que se desprenden de la Inteligencia Emocional pueden ser clasificadas en las dos áreas enunciadas por Gardner:
1) Inteligencia intrapersonal (internas, de autoconocimiento)
           a) Autoconciencia (capacidad de saber qué está pasando en nuestro cuerpo y qué     
               estamos sintiendo)
          b) Control emocional (regular la manifestación de una emoción y/o modificar un estado 
              anímico y su exteriorización).
          c) Capacidad de motivarse y motivar a los demás.
2) Inteligencia interpersonal (externas, de relación)
       a) Empatía (entender qué están sintiendo otras personas, ver cuestiones y situaciones 
             desde su perspectiva, “ponerse en sus zapatos”)
     b) Habilidades sociales (destrezas que rodean la popularidad, el liderazgo y la eficacia 
             interpersonal, y que pueden ser usadas para persuadir y dirigir, negociar y resolver 
             disputas, para la cooperación y el trabajo en equipo)

 Inteligencia espiritual ¿no será mucho?”
Ahora bien, la inquietud científica del Dr. Gardner lo llevó a referirse en su teoría de las inteligencias múltiples, a un tipo de inteligencia a la que denominó: “inteligencia existencial o transcendente”. Según este investigador es “la capacidad para situarse a sí mismo con respecto al cosmos, así como la capacidad de situarse a sí mismo con respecto a los rasgos existenciales de la condición humana como el significado de la vida, el significado de la muerte y el destino final del mundo físico y psicológico en profundas experiencias como el amor a otra persona o la inmersión en un trabajo de arte.”
De hecho, en 1999 presentó dos nuevas inteligencias: naturalista y existencial, aclarando que una tercera, la inteligencia espiritual evidenciada por una inquietud por las cuestiones espirituales o religiosas, es una variedad de la inteligencia existencial.
Claro que al llegar a este punto quizá te estés preguntando: “inteligencia espiritual ¿no será mucho?”.
Ya, luego de la segunda guerra mundial, en el Dr. Victor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración, aparece la idea de un inconsciente espiritual. Es en este inconsciente en donde tendrán cabida una moralidad y una creencia o religiosidad inconscientes. Así es que funda la logoterapia – considerada una “psicoterapia espiritual de” – tratando de introducir la práctica en el cuidado espiritual, como parte distinta e independiente de la propia esfera psicológica, constituyendo un complemento necesario a la psicoterapia tradicional.
Y el Profesor Abraham Maslow en su famosa Pirámide o jerarquía de las necesidades humanas, teoría psicológica desarrollada en su libro Una teoría sobre la motivación humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de 1943, que posteriormente amplió, aportó el término “autorrealización” en la cúspide.
La autorrealización, para este autor, es un estado espiritual en el que el individuo emana creatividad, es feliz, tolerante, tiene un propósito y una misión de ayudar a los demás a alcanzar ese estado de sabiduría y beatitud. Es a través de su satisfacción que se encuentra una justificación o un sentido válido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Fue un precursor de lo que ahora denominamos inteligencia espiritual.
La espiritualidad implica desarrollar una sensibilidad intrapersonal e interpersonal
En los comienzos de este siglo, es bueno saber que hay varios autores que estudian este tipo de inteligencia. Entre ellos se encuentra la psicóloga Frances Vaughan, presidenta de la Transpersonal Psychology and the Association for a Humanistic Psychology.
Para ella, la inteligencia espiritual está relacionada con la inteligencia emocional porque la espiritualidad implica desarrollar una sensibilidad intrapersonal e interpersonal. “Prestar atención a los pensamientos y sentimientos subjetivos y cultivar la empatía es parte del aumento de la conciencia de la vida espiritual interior.” Explica también que utilizamos nuestra inteligencia espiritual cuando exploramos el significado de preguntas como “¿Quién soy yo?”, “¿Por qué estoy aquí?” o “¿Que es lo que realmente importa?”
Los Dres. Danah Zohar e Ian Marshall vinculan el concepto de “espiritualidad” con el de “inteligencia”. Una de las formas en que definen a la Inteligencia Espiritual es como aquella “…inteligencia con la que afrontamos y resolvemos problemas de significados y valores, la inteligencia con que podemos poner nuestros actos y nuestras vidas en un contexto más amplio, más rico y significativo, la inteligencia con que podemos determinar que un curso de acción o un camino vital es más valioso que otro. La Inteligencia Espiritual es la base necesaria para el eficaz funcionamiento tanto del Cociente Intelectual como de la Inteligencia Emocional. Es nuestra inteligencia primordial”.
También sería la capacidad de dar una respuesta a la pregunta: “¿Quién soy?”, de encontrar un sentido profundo a la vida y permanecer alineado con los principios trascendentales.
El ser humano es un sujeto simbólico, una criatura de significado. Por ello es parte de la condición humana el hacerse preguntas del tipo: “¿qué hacemos aquí?” “¿para qué estamos?” “¿qué podemos esperar?”; lo que no significa que tengamos una respuesta para todo ello o que sólo haya una.
 Sería la capacidad de dar una respuesta a la pregunta: “¿Quién soy?”, de encontrar un sentido profundo a la vida
Como vemos en estas definiciones, la inteligencia espiritual es la que nos permite entender el mundo, a los demás y a nosotros mismos desde una perspectiva más profunda y más llena de sentido; nos ayuda a trascender el sufrimiento. Por este motivo, muchos autores la consideran el tipo de inteligencia más elevada de todos.
Pero veamos de qué se trata, más detenidamente, con un ejemplo:
Vicente Del Bosque, el técnico que sacó a España campeón del mundo en fútbol, acababa de ser elegido el mejor entrenador del mundo y en el diario “El País” de España, le preguntaron qué le preocupaba en la vida.
Dijo: “Intentar que mis hijos sean majos. No digo unos estudiantes excelentes, unos profesionales de éxito, no. Digo: que de ellos se diga que son buena gente, respetuosos, solidarios. Esa es mi preocupación máxima. No tengo otra”.

Uno de los tres hijos de Del Bosque, Alvaro, sufre el síndrome de Down y sobre él también le preguntaron. “De entrada no lo esperas. Así que tras su nacimiento nos hicimos tres preguntas.
La primera fue: ‘¿Por qué a nosotros?’
Esa la haces muy rápido y rápido la respondes con la siguiente pregunta: ¿Y por qué no nos va a tocar, que tenemos medios y podemos ayudarle a ser feliz? ¿Y la tercera?: Ahora muchas veces nos preguntamos ¿qué sería de nosotros sin él?
“No entendemos la vida sin Alvarete.”
En la respuesta del técnico de la selección española encontramos, al menos, las siguientes características:
1. Es lo que los psicólogos denominan “independiente del campo”, es decir, al dar una respuesta tan maravillosamente poco común, posee una facilidad para estar contra las convenciones.
2.   Posee la cualidad de ser inspirado por visiones y valores, al responder qué le preocupaba en la vida. Curiosamente no espera que sus hijos desarrollen una gran inteligencia intelectual y emocional sino, espiritual.
3.   Evidencia principios morales y una actitud de amor hacia sus hijos.
Al respecto, Marc Hauser, psicobiólogo de la Universidad de Harvard y autor del libro “Moral minds: The unconscious voice of right and wrong”, explica que “emociones como la venganza, la compasión o el amor son conductas que han ayudado al ser humano a sobrevivir en comunidad desde hace muchos miles de años. Incluso la moral es una herramienta heredada biológicamente para consolidar una sociedad.”
1.  Ante el nacimiento de Álvaro, muestra capacidad de ser flexible (activa y espontáneamente adaptable) y de poseer un alto nivel de conciencia de sí mismo y de capacidad de afrontar y usar el sufrimiento, de enfrentar y trascender el dolor.
2.  La tendencia a ver las relaciones entre las cosas, es decir, a ser “holístico”.
3. El vivir este acontecimiento de un modo espiritual, lo ha llevado a una gran sabiduría interior.
4.  De tomar distancia de la realidad, pero también de sus emociones y, por lo tanto, tener más capacidad, también, de autodominio sobre ellas.
5.  El pasar de preguntarse por el “por qué” al “para qué”, evidenciando una necesidad de otorgar sentido a lo que le pasa, experimentando su existencia como problemática y evidenciando la necesidad de pensar qué hacer. Si te fijás bien, la respuesta que brinda al sentido de su vida respecto a Álvaro, se concreta en el verbo “dar” y en testimoniar a los otros que, con su ser y hacer, su vida cobra sentido precisamente en las cosas que realiza en y para su hijo. En definitiva, Del Bosque presenta una notable habilidad de construir sentido.
Como podemos ver, no es poco.
*Artículo de opinión: una opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.
Referencias
“Inteligencia emocional” es un término acuñado en 1990 por dos psicólogos de la Universidad de Yale (Peter Salovey y John Mayer)
Howard Gardner, La Inteligencia reformulada: Las inteligencias múltiples en el siglo XXI, Paidós, Barcelona, 2007.
Viktor Frankl, A presença ignorada de Deus. São Leopoldo/ Sinodal; Petrópolis/ Vozes, 1992. pág 18.

Autor: Gustavo Romero
Fuente: Psyciencia.com